El urbanismo está para organizar una aglomeración, fomentar su desarrollo y satisfacer las exigencias del “buen vivir” ciudadano. Su objeto no es crear una ciudad espectáculo, sino una ciudad que funcione. El urbanismo es activo, global, funcional, participativo y exigencial.
Las ciudades viven e interpretan su historia, se nutren, se regeneran, aprenden de ella y enrumban y construyen su futuro.
El espacio público es la esencia de toda ciudad. Sin plazas, sin calles, sin publicidad, sin libre acceso, sin mobiliario… no se podrían producir los permanentes y variadísimos procesos que dan vida a la urbe.
La principal tarea de los diseñadores urbanos es atraer al ciudadano no con argumentos de administración legislada, sino con elementos que le causen emotividad.
Todo lo que está afuera de los espacios cerrados, particulares o públicos, libres y abiertos, son espacios propiedad de la ciudadanía. Pertenecen a clasificaciones casi imposibles de definir con sus zonas variantes y variables, libres, públicas, semipúblicas y privadas.
Lo que hace diferente a una ciudad no es, solamente, su arquitectura, sus costumbres, su comida. Lo que hace diferente a una ciudad son los símbolos, las imágenes, los informativos que sobre ella colocamos los propios habitantes.
El desarrollo social, el progreso económico y el crecimiento poblacional son, entre otras, las causas que motivan el abultamiento urbano de una ciudad.
El centro de Guayaquil, el downtown en términos internacionales, arranca con la fundación misma de la ciudad y, hasta ahora, continúa siendo su corazón.
Terminó el mes de julio. Acabó la temporada de las lisonjas, de los arrebatos, de la rumba, pasillos y salsa, de las inauguraciones, de las ofertas, de las promesas.
…No es solamente un objeto, no es una cosa.
A nuestro juicio la parte más importante del paisaje natural y urbano de la ciudad de Guayaquil son la Ría (río Guayas) y los esteros
Tráfico y estacionamiento son cuestiones de difícil solución, no se implementan con simples permisiones o prohibiciones parche, sino con un verdadero sentido social y económico, con sentido humano y urbano.
Guayaquil necesita que los ciudadanos, individual o colectivamente, colaboremos con la Municipalidad y, a su vez, la Municipalidad colabore y adoctrine al ciudadano en las mejores formas de vida urbana y el valor de su entorno.
Unos vienen a la aventura, otros con capital para montar un emprendimiento, otros, la mayoría, arrastran su pobreza en busca de nuevos días; pero, todos tienen un sueño, una utopía, una meta: un nuevo porvenir…
Es un caos. Más que caos. Y algo más.