No hay que confundir asperjar con asperges, aspérger, espejar ni con espejear, pues no tienen sentidos equivalentes.
Las expresiones de carácter apelativo o antonomástico se escriben con mayúsculas iniciales; pero van con minúscula cuando se usan con carácter genérico.
En la 'Nueva gramática de la lengua española' (2009) consta que los sustantivos que terminan en -er, como canciller, son comunes en cuanto al género.
Las dos formas son factibles: «todo Cuenca» alude al lugar, pueblo o territorio; «toda Cuenca» se refiere a la urbe, localidad o ciudad.
El verbo «haber» funciona como auxiliar y también como impersonal, dependiendo de esto puede construirse en plural o en singular.
No hay que confundir «desasido» (de desasir) y «deshecho» (de deshacer) con «desechado» (de desechar).
Antes de emplear la palabra «occiso» hay que meditar en su significado, pues no todos los muertos se pueden encasillar en ese grupo.
Estas palabras no son sinónimas, Lo urgente es apremiante, perentorio, inaplazable, acuciante, imperioso, necesario, inminente o impostergable.
El numeral «uno» o «una» solamente se apocopa (suprime un sonido) cuando precede a sustantivos masculinos.
En la "Nueva gramática de la lengua española" se indica que se está extendiendo el empleo causativo de 'estallar' y 'explotar'.
Estos verbos pertenecen al grupo de los homófonos, pues tienen igual sonido pero diferentes significados.
«Despacio» y «lento» pueden ser sinónimos en contextos en que se usan como adverbios.
No se recomienda la expresión ¡sale de ahí!, pues contiene una -e paragógica.
Guayaquileñismo y guayaquileñidad aluden a la forma de ser de los oriundos de esta urbe porteña.
El vocablo «lúdico» tiene implícito el significado de ‘juego’; por lo tanto la expresión «juegos lúdicos» es redundante.
La característica de este tipo de corte en las guarniciones es que los tajos se hacen en tiras finas.
«Mientras» denota que dos acciones o circunstancias coinciden en el tiempo.
Los acortamientos de expresiones pluriverbales se deben escribir en una sola palabra. Por ejemplo, para «fin de semana» es «finde», no «fin de».
La Ortografía de la lengua española indica que estos elementos, así como los prefijos, no son palabras, sino elementos afijos, carentes de autonomía.
«Haber» no debe confundirse con la secuencia «a ver», que está constituida por la preposición 'a' y el verbo 'ver'.
Dependiendo del contexto, tendente y tendiente pueden reemplazarse por el sustantivo tendencia.
"Acotar" suele emplearse con los significados de ‘decir’, ‘indicar’, ‘puntualizar’, ‘mencionar’ y ‘comentar’, pero no lo es.
Cuando «medio» funciona como adjetivo debe concordar con el género del sustantivo al que modifica.
Aunque la forma en masculino («el calor») es la que tiene prestigio, no se inquiete usted si prefiere usar el femenino («la calor»).
Los dos vocablos son válidos y se pueden usar indistintamente o juntos.
Estas palabras datan de los siglos XVII y XVIII.
A no ser que formen parte de locuciones denominativas, los nombres de los objetos religiosos son sustantivos comunes y deben escribirse en minúscula.
Dependiendo de la organización suele denominarse lema, eslogan, emblema, consigna, divisa, entre otros nombres.
El cumulonimbo, según el DLE, es una ‘nube oscura que forma frentes muy altos y provoca violentas tormentas’.
Como consta en el Diccionario de la lengua española, ciclón y huracán pueden emplearse como sinónimos; incluso, borrasca.