El gallego Camilo Seira (Padrón, 1974) ha incorporado al catálogo de artistas que exponen en el 'Bus Station Space' de la capital gallega sus esculturas hechas con boñiga de vaca, elemento que emplea porque el olor "me recuerda mi infancia".
La fragancia que desprende esta materia prima es "agradable" para este artista, que siente cómo este aroma lo transporta en el tiempo. "Yo vivo en el campo, rodeado de animales, y este componente para mí tiene unas connotaciones".
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Empezó experimentando en un laboratorio, con excremento fresco, con el que se puede trabajar como si fuese barro porque es muy maleable. En África, apunta, se hacen casas con estas heces, y en Galicia se utilizaban para sellar los hornos de leña, así quedaban más herméticos.
Camilo Seira descubrió que la mezcla con látex aporta una mayor perdurabilidad, aunque no caduca: "En principio no, si la mantienes en condiciones secas de interior y no tiene una humedad excesiva, se conserva en el tiempo perfectamente".
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"Me gusta trabajar diferentes materiales, cada uno aporta un significado a la propia escultura. Por eso con la boñiga de vaca intento trabajar figuras que simbolizan el campo y la naturaleza", refleja.