Hugo Avilés, Ruth Coello y sus hijos tienen una forma cómica de conversar. Sentados alrededor de una mesa, en Fantoche Casa Teatro, ubicado en el centro de Guayaquil, los cuatro integrantes de esta familia de actores alternan sus verdaderas personalidades con las de otros personajes, logrando una improvisación que arranca carcajadas de cualquiera. Y es que, según Ruth, ellos no son una familia normal: el teatro ha sido el centro de su vida y es algo a lo que finalmente sus hijos, Yanick, de 22 años, y Adrián, de 20, también decidieron dedicarse. El primero estudia actuación en Argentina, el segundo se está preparando para una audición en Nueva York para formarse en teatro musical.
Hugo cuenta que cuando comenzaron a hacer teatro con Ruth, hace 29 años, también comenzó su relación amorosa. “Me encontré con ella y la invité a que nos inscribiéramos juntos en un taller”, recuerda. Ruth agrega que de no haber sido por ese encuentro, ella hubiera seguido su vida convencional, trabajando en una oficina.
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Ambos primero formaron un grupo denominado Luz y Sombras. “Pero nos confundían mucho con un programa taurino que se llamaba Sol y Sombra, y eso nos sacaba de casillas”, cuenta Ruth. De allí, con el grupo Humane pasaron a explorar el gran formato, presentaciones en el Teatro Centro de Arte y en el Teatro Centro Cívico. Y finalmente, crearon Fantoche, que es el conjunto con el que trabajan hasta ahora en montajes de obras, con espectáculos de ‘impro’ y dictando talleres.
Respecto a la convivencia de la pareja, y con sus hijos, Hugo dice que este oficio “te entrena para lograr el equilibrio, para que no pelees y argumentes”. Él y Ruth aseguran haber sentido temor cuando sus hijos les contaron que también querían estudiar teatro, por las adversidades que conlleva la profesión, pero que la felicidad de sus hijos es lo principal.