El de Hugo Chávez fue un adiós con el sello que le imprimió el presidente de Venezuela a sus catorce años de gobierno: sin apego al protocolo, rodeado de amigos y familiares, entre acordes de música venezolana y con la guía de la espada del libertador caraqueño Simón Bolívar.
La solemnidad que presagiaba la presencia de una treintena de jefes de gobierno y del príncipe Felipe de Asturias al funeral del impulsor de la revolución bolivariana quedó relegada en una ceremonia que juntó a deportistas, artistas, religiosos, pero sobre todo a amigos y aliados del promotor del socialismo del siglo XXI.
Publicidad
Los jefes de Estado y de gobierno asistentes se turnaron para flanquear el féretro del presidente venezolano. Las guardias de honor se fueron sucediendo durante varios minutos en una de las primeras etapas del funeral.
Un “viva Chávez” lanzado por el orador del acto, tras los acordes del himno nacional interpretado por la Orquesta Sinfónica y el Coro Juvenil Simón Bolívar, dirigidos por el laureado Gustavo Dudamel, rompió, como en vida lo hiciera Chávez en algún acto público para saludar a un seguidor o dar una declaración, el ceremonial.
Publicidad
Después fue Mahmud Ahmadineyad, el presidente de Irán y quien en más de una ocasión calificó como “querido hermano” a su par venezolano, el que al ser llamado para la guardia de honor junto con el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, besó el féretro y se despidió luego tocándolo y con un gesto con el puño cerrado.
La lista de personalidades que se dieron cita para despedir a Chávez demostró, además, los distintos ámbitos en los que el carismático jefe de Estado influyó: política, cultura, deportes y muchos de sus seguidores que continúan aún en las calles.
Desde el príncipe de Asturias hasta dignatarios sudamericanos y caribeños asistieron a la ceremonia celebrada en la Academia Militar en la que Chávez estudió y donde también se acercaron artistas como el estadounidense Sean Penn o el maestro José Antonio Abreu, responsable del Sistema de Orquestas venezolano.
El medallista de oro Rubén Limardo y el piloto de Fórmula 1 Pastor Maldonado se unieron al funeral, que igualmente contó con la presencia del obispo Mario Moronta, el pastor Alexis Romero y hasta el reverendo pastor y activista estadounidense Jesse Jackson.
Quizás el momento más emotivo para quienes conocieron al Chávez que nació en la región de los llanos venezolanos fue cuando sonaron los acordes de Corrida de Maisanta y Linda Barinas, interpretadas por el cantante Cristóbal Jiménez.
La ocasión dio pie para un relevo, esta vez con la espada de Bolívar que encabezó en todo momento el cortejo fúnebre de Chávez y que fue recibida por el vicepresidente, Nicolás Maduro, que luego protagonizó una especie de pacto sobre el féretro junto con varios ministros.
Discurso de Maduro
Maduro agradeció la presencia de los jefes de Estado, a quienes dijo: “Han traído su amor más puro a este hombre más allá de las fronteras políticas y las ideologías”, a un Chávez que dijo que fue el hombre “más vilipendiado” del mundo.
“¡No pueden contigo!”, gritó Maduro con la voz quebrada y el llanto a flote.
“Aquí está invicto, puro, transparente, único, verdadero, vivo para siempre, para todos los tiempos, para este y todos los tiempos futuros. Comandante, no pudieron contigo, no podrán con nosotros jamás, jamás podrán”, dijo conmovido el vicepresidente, arrancando aplausos entre los presentes.
“Hemos roto el maleficio de la traición de la patria y romperemos el maleficio de la derrota”, agregó.
Testamento de Chávez
Chávez “dejó todo arreglado”. “Ya queda de parte nuestra si lo hacemos o no lo hacemos. Nosotros llamamos a todo el pueblo a que lo hagamos”, dijo Maduro.
El vicepresidente relató ayer que Chávez escribió su testamento en el año 2012, “con su puño y letra”, en el cual dejó cinco tareas históricas: la primera, mantener y consolidar la independencia conquistada en estos catorce años; segunda, construir el socialismo diverso y democrático; tercera, levantar a Venezuela como un país potencia en el marco de la gran potencia de América Latina; cuarta, consolidar un mundo de equilibrio, sin imperios; quinta, la cual, según Maduro, da coherencia al testamento, se trata de contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana.
Mientras, afuera, bajo un lacerante sol, ansiosos y exhaustos, cientos de miles de venezolanos gritaban: “Chávez vive, la lucha sigue”, “Queremos ver a Chávez”, “Chávez no murió, se multiplicó”.
La multitud se aglomeró a pocos metros de la entrada de la Academia Militar y se distribuyó luego en un inmenso río teñido de rojo, un simbólico efecto que daban las camisetas, gorras y boinas del emblemático color del chavismo.