Con un mes y medio de retraso el consorcio Metroexpress inicia hoy la mitad de su recorrido (sur-centro) en la troncal 2 (av. 25 de Julio-Río Daule).

La Fundación Metrovía preveía que el trayecto completo de la troncal 2 se inicie a finales de diciembre pasado, pero el atraso en la desaduanización de las unidades por adeudar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y otros aranceles, provocó que el cronograma se distorsionara e incluso, con un requerimiento judicial de por medio solicitado por la Fundación, el contrato de los transportistas se vea amenazado.

Sin embargo, hoy, pese a que el plazo del requerimiento se cumplió el pasado 25 de enero y la Fundación no ha arreglado judicialmente la situación con Metroexpress, hasta que el consorcio termine de traer toda la flota desde el exterior (se prevé para la primera semana de marzo), los transportistas inician el recorrido con 108 unidades (44 articulados y 64 alimentadores), que reemplazarán aproximadamente a 530 buses de transporte urbano que desde hoy empezarán a salir de circulación gradualmente.

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El recorrido se extenderá solo por 15 de las 30 paradas que tiene el circuito, es decir que solo se recorrerán aproximadamente 6 kilómetros de los carriles exclusivos.

Rutas alimentadoras

El funcionamiento de la troncal 2, que desde hoy hasta el lunes 18 será gratis, se inicia con seis rutas alimentadoras que conectarán diferentes sectores del sur, como La Floresta, Guasmo central, Los Esteros, Fertisa, Santiaguito Roldós, isla Trinitaria y otros, al trayecto principal por la avenida 25 de Julio y a la vez con las troncales 1 (Guasmo-Río Daule) y la 3 (Bastión Popular-centro).

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Además, funcionarán tres rutas de integración, 2 en el sur (Pradera y Guasmo) que conectará a las troncales 1 y 2, y una en el centro (iglesia Victoria-plaza Victoria) que lo hará con las troncales 2 y 3.

Adicionalmente, aunque no se habilitarán los recorridos de los articulados de centro a norte, funcionará desde hoy una ruta provisional, con 7 buses alimentadores, que realizarán el recorrido desde la parada del colegio San Agustín (fin del recorrido normal) hasta la terminal Río Daule, en la avenida Benjamín Rosales.

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Mientras, entre los habitantes de los sectores por donde circularán articulados y líneas alimentadoras hay expectativa, comentarios positivos, reclamos, quejas y recomendaciones en torno al cambio de sistema de transporte urbano.

Para Narcisa Muñoz es un alivio la entrada de la Metrovía en el cuadrante centro de la ciudad, cuya área de acción incluye las avenidas Quito y Machala.

Asegura que desde que se anunció la nueva troncal estuvo expectante para saber cuándo se iniciaría, pues ya quería que los buseteros salgan de esas avenidas y de otras vías de la ciudad. “Es terrible, no respetan los semáforos, se cambian de carril, tratan mal al pasajero y hay muchos robos en los buses”, enumeró Muñoz como falencias de ese tipo de transporte versus los beneficios que le traerá la Metrovía al sector.

“En la Metrovía no entran carameleros y hay paraderos seguros, no hay que subirse en media calle”, señala.

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Gregorio Villegas, de la cooperativa Nelson Mandela 1, en la isla Trinitaria, en el sector del Trinipuerto, por donde pasarán dos recorridos de alimentadores con 12 buses, dice que la Metrovía será beneficiosa siempre y cuando no haya atrasos en las rutas. “Me beneficia porque puedo ir al centro a comprar mis productos para mi panadería y también a la terminal terrestre”, manifiesta.

Cerca, en la cooperativa Valladolid, a Norma Cedeño asimismo le beneficia el nuevo sistema, movilizarse con un solo pasaje desde este sector hasta el centro, Bastión o la terminal, es una oferta que engancha a la residente de esta zona.

Sin embargo, Pedro Cazares no se muestra tan confiado y opina que hay pros y contras. La desventaja, según el morador de la cooperativa Nelson Mandela 1, es el tiempo que se demoraría cuando el alimentador ingrese a la terminal 25 de Julio. “Mejor me quedo con la línea 58 y me voy directo a la terminal y no hago trasbordo”, manifiesta Cazares, quien, sin embargo, no deja de reconocer la posibilidad de conectarse con un solo pasaje con varios puntos alejados de la ciudad.

Quienes no están de acuerdo con el nuevo recorrido de la Metrovía es la mayoría de comerciantes y trabajadores de la calle Pedro Moncayo, que fueron encuestados por Diario EL UNIVERSO, entre el miércoles y jueves de la semana pasada.

Aseguran que el cambio de esa calle, de tránsito particular a exclusivo para la Metrovía, ha representado una disminución en sus ingresos de hasta el 50% lo que ha obligado a algunos comerciantes a cerrar sus negocios, como sucedería en marzo próximo con la mueblería Hogar, en Pedro Moncayo y Pedro Pablo Gómez.

El vendedor de ese negocio asegura que las ventas han bajado en un 80% desde que se construyeron los carriles exclusivos, por lo que el local solo atendería hasta marzo. “Ya se están llevando la mercadería a otro lado”, dijo el encargado, quien ha laborado por diez años en el sitio.

En Pedro Moncayo y Manabí, Manuel Chimbolema, propietario de un almacén de puertas de hierro, también se queja por el decrecimiento de sus ventas. “Han bajado en un 50% porque ya no dejan parquear, lo mismo sucedió en la calle Eloy Alfaro cuando entró la Metrovía (Metroquil en el 2006), todos los negocios murieron”, expresa.

La supuesta crisis también afectaría al gremio de camioneteros que trabaja haciendo fletes en el sitio.

Pablo Salazar, un conductor de 58 años, con 20 años de experiencia, asegura que de los $ 40 que antes se ganaba al día, ahora apenas llega a $ 15. “No sé qué voy a hacer, habría que buscar otro sitio para trabajar”, comenta el chofer con semblante descompuesto y sentado en la baranda que separa el carril exclusivo de la vereda.

En tanto, Jorge Piñeda, de 67 años, encargado del negocio Maxigas, en Pedro Moncayo y Colón, afirma que no ha sufrido baja en sus ventas. “A mí no me afecta porque es un negocio esquinero, las ventas siguen igual”, informó el empleado.

Pero otro comercio, que pese a ser esquinero, en Pedro Moncayo y Manabí, ha evidenciado bajas ventas, según su dueña Enriqueta Carrillo, es la ferretería Vincar.

Carrillo, quien lleva 10 años con su negocio, asegura que desde que empezaron a construir el carril para los articulados sus ventas bajaron a la mitad. “Si eso pasa cuando los buses aún no circulan y lo carros más o menos se pueden estacionar todavía (miércoles pasado), cómo será cuando ya pase la Metrovía y cierren todo”, se pregunta Carrillo, quien piensa hasta en cambiar su negocio a otro sitio.

Al respecto, Federico von Buchwald, presidente de la Fundación Metrovía, destaca que por los carriles exclusivos se trasladarán unas 15.000 personas por hora, mientras que los carriles de vehículos particulares transportan a menos de 1.000 personas por hora.