“Samuel llegó a mi vida en un momento clave y alegró a toda mi familia en un momento triste”, recuerda la actriz ecuatoriana Luciana Grassi, sobre su perro faldero de Argentina.
Samuel, quien fue un obsequio que recibió Grassi, ha viajado con la artista a varios lugares, incluso cuando ella regresó de Argentina lo trajo a Ecuador y a su retorno él también la acompañó. “Es superjuguetón y saltarín”, cuenta.
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Su hermana es también una tía muy chocha, dice. Ella le compra ropa a Samuel, mientras que Grassi le pone pañuelos en el cuello para que se vea más coqueto.
“Él tiene su cucha, que es su cama, pero siempre se sube a mi cama y apoya la cabeza en la almohada”, señala.
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Los huesos y la comida casera son los deleites a la hora de comer de Samuel. Entre los cuidados especiales que Grassi tiene con su amigo de aventuras, está llevarlo cada tres meses a la peluquería, aunque también acostumbra a cortarle ella misma el pelo y bañarlo cada dos semanas.
Grassi confiesa que Samuel ama la playa, correr en la arena y ladrarle a perros más grandes que él. “Creo que no es consciente de su tamaño”, agrega entre risas.
Samuel también es todo un galán. Ha tenido tres novias, pero no concretó ninguna relación duradera, afirma.
Uno de los momentos de angustia que pasó la también productora fue cuando Samuel era todavía un cachorro: ambos vivían en Buenos Aires, ella lo dejó solo y a su regreso él había comido coles de bruselas que estaban en el basurero. “ Se pasó mal del estómago por unos días”, expresa.
Los perros son animales que siempre le han gustado a la actriz de la serie Aída, antes de Samuel tuvo dos golden, mamá e hijo, pero ellos fallecieron hace algunos años, refiere.