Riobamba
.- Pases del Niño, el Corso de las Flores y la Alegría Internacional, y la Diablada Pillareña fueron otras celebraciones que se vivieron en el país entre el sábado y ayer.
En Riobamba, después de haberse cumplido la novena, el desfile de antorchas, el albazo y la fiesta de vísperas, desde las 09:15 de ayer, con un “Viva el Niñito Rey de Reyes, vivan los priostes”, se cumplieron los dos tradicionales pases del Niño, que contaron con la participación de 110 comparsas en la mañana y 90 en la tarde.
Publicidad
Ambos eventos tuvieron la presencia de grupos de danza ecuatorianos y de países del área andina, grupos profesionales y populares que se forman con devotos que montan danzas y coreografías exclusivamente para esta fiesta.
Son más de 400 pases del Niño que se realizan en Riobamba desde diciembre hasta febrero, pero el pase del Niño Rey de Reyes, realizado la tarde de ayer, se vive con mayor intensidad porque reúne a creyentes, ateos, devotos y curiosos en las calles de la ciudad.
Publicidad
Aproximadamente 8 mil personas vistiendo llamativos atuendos del folclore nacional e internacional bailaron por las calles de la urbe en honor y con fe al niño Rey de Reyes de la familia Mendoza, que se venera en la ciudad de Riobamba desde 1795 y de la Diócesis de Riobamba que va tomando fuerza desde hace diez años.
También en Cuenca se realizó el pase del Niño el sábado, una tradición que lleva ya 88 años y que mantiene unas 360 familias. La concentración se inició en la calle Simón Bolívar y concluyó en la Iglesia del Cenáculo con una eucaristía.
Mientras, Ambato vivió la tarde de ayer su tradicional fiesta del Corso de las Flores y la Alegría Internacional en los alrededores de la Universidad Técnica de esta ciudad, una celebración vinculada al catolicismo, ya que desde la época de la Colonia, pequeños grupos visitaban templos donde hacían representaciones vinculadas a los Reyes Magos y los santos inocentes.
La Diablada Pillareña, reconocida como Patrimonio Cultural Intangible del Ecuador, vivió ayer con el máximo esplendor su último día. Esta fiesta, además de atraer a turistas nacionales y extranjeros, también es símbolo de reencuentro familiar.