En el calendario gregoriano (originado en Europa y utilizado en casi todo el mundo), se señala al 28 de diciembre como el Día de los Santos Inocentes, establecido así para recordar la matanza de los niños menores de 2 años nacidos en Belén de Judea. La ordenó el rey Herodes para, según relata la Biblia, “deshacerse” de Jesús de Nazareth. El monarca supo del nacimiento del llamado Mesías por unos reyes del Oriente que lo buscaban para adorarle, pues lo consideraban el Rey de los Judíos. Herodes se turbó, dicen las Escrituras, pero lejos de evidenciar el temor a ser destronado, les encomendó a los sabios del Oriente continuar con las averiguaciones e informarle cuando lo hayan encontrado, ya que él también quería ir a adorarlo, cuando su propósito real era acabar con su vida.
En efecto, los reyes del Oriente siguieron a la estrella que los llevó al portal de Belén, donde nació Jesús, pero –advertidos por un ángel– no volvieron al palacio de Herodes sino que retornaron a su país por otro camino. Sintiéndose burlado y temiendo perder su trono, el soberano mandó a matar a los niños menores de 2 años nacidos en Belén.
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Él quiso engañar y terminó burlado, anota César Piechestein, párroco de la iglesia San Alejo. Quizás por esto, agrega, es que se tome a la fecha para hacer inocentadas.
El sacerdote no las justifica ni las sataniza. Cree que es posible que por estar el 28 entre la Navidad (25) y el fin de año (31) dé ocasión para las celebraciones. Se mezcla mucho lo religioso con lo civil (prefiere no utilizar el término pagano). “No siempre es negativo porque al final el intercambio de regalos, por ejemplo, promueve el comercio, que es positivo; y la cena, la unión familiar. Hay que rescatar lo rescatable, porque hacer bromas a otros puede ser un signo de confianza y camaradería”. Lo que sí hay que tener en cuenta, explica el párroco, es que esta tradición no ensombrezca el significado real de la fecha, que es religiosa, y se actualiza. Sin ánimo de ser polémico, expresa, hay nuevos Herodes: son todos aquellos que buscan tomar la vida de los inocentes. “Se discute en la Asamblea una ley que quiere abrirle las puertas al aborto, tenemos que decir que quien defiende la muerte de un niño no nacido, que es un inocente, está siendo un nuevo Herodes. Está actualizando esta matanza de inocentes”.
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Aunque Piechestein estima que las inocentadas están cayendo en desuso, quienes disfrutan de jugarle bromas a los demás deben ser respetuosos y no herir susceptibilidades.
A las muertes de los niños Piechestein las considera heroicas y son motivo de reflexión.
Bromas sin origen
Aunque no se determina con certeza cuándo un momento tan cruento se convirtió en ocasión para hacer bromas e inocentadas, sitios web como http://www.diariolavoz.net indican que fue en la Edad Media en que la recordación religiosa se funde con la pagana. Entonces nace entre Navidad y Año Nuevo la Fiesta de los Locos. Era tan escandalosa, reseña la página digital, que la Iglesia católica, para calmar las excentricidades de sus participantes, decretó que se celebrara el Día de los Santos Inocentes.
El teólogo español Anastasio Gallego, quien revela que de los cuatro evangelistas de la Biblia solo Marcos y Mateo (los otros son Juan y Lucas) hablan del nacimiento de Jesús, coincide en que es en la Edad Media que se empiezan a mezclar la religiosidad con las tradiciones paganas. Depende, además, del sitio, de la región y del país.
Lidia de Abad Valenzuela, de 80 años, recuerda que en Ecuador de hace seis décadas las inocentadas no se hacían solo un día, sino tres. Unas eran serias, como decirle a alguien que su casa se incendió, y otras menos agresivas.
Para el historiador Ángel Emilio Hidalgo en el país el sentido festivo de los Santos Inocentes data del siglo XIX. En las ciudades de la sierra la gente salía a la calle disfrazada porque era una antesala del Fin de Año. En Guayaquil también hubo este tipo de celebraciones, pero por poco tiempo. Señala que en 1897 es el italiano Enrico Festa quien menciona a las turbas enmascaradas que recorrían la ciudad.
Hidalgo estima que fue una costumbre que vino de España; Piechestein y Gallego coinciden, en cambio, que en la Península ibérica se realizaba más bien la quema de un monigote porque el día de las bromas es el 1 de abril.
A esta fecha se la conoce como Pez de Abril y, según detalla http://www.26noticias.com.ar, también tiene presencia en EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón y Brasil.
En los medios
La costumbre de hacer bromas en el Día de los Santos Inocentes no solo se registra entre los amigos, también medios de comunicación se hacen eco. En 1980, por ejemplo, la BBC de Londres anunció que el Big Ben sería remodelado con un reloj digital, y en 1992, la radio oficial de Washington anunció que el ex presidente Richard Nixon se postularía para el cargo una vez más.
En Argentina, un diario publicó en primera página y en título, una catástrofe: ‘Incendio en la Rosada’.
El año pasado, el diario mexicano Reforma anunció una “exclusiva” mundial: el video del encuentro secreto entre el presidente George W. Bush y el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.
En Bolivia, el diario El Deber dedicó el 28 de diciembre del 2005 una página entera a anunciar la boda de Evo Morales con la concejala Adriana Gil, miembro de la burguesía de Santa Cruz.