En el calendario gregoriano (originado en Europa y utilizado en casi todo el mundo), se señala al 28 de diciembre como el Día de los Santos Inocentes, establecido así para recordar la matanza de los niños menores de 2 años nacidos en Belén de Judea. La ordenó el rey Herodes para, según relata la Biblia, “deshacerse” de Jesús de Nazareth. El monarca supo del nacimiento del llamado Mesías por unos reyes del Oriente que lo buscaban para adorarle, pues lo consideraban el Rey de los Judíos. Herodes se turbó, dicen las Escrituras, pero lejos de evidenciar el temor a ser destronado, les encomendó a los sabios del Oriente continuar con las averiguaciones e informarle cuando lo hayan encontrado, ya que él también quería ir a adorarlo, cuando su propósito real era acabar con su vida.