Roberto Bayot Cevallos
.- Miles de personas en todo el mundo eligieron el nombre de Jesús para bautizar a sus hijos, es por ello que hoy, cuando se cumple un año más del nacimiento del primero, es un día especial para todos.
En algunos casos fue una demostración de fe, en otros, el cumplimiento de una promesa ante un pedido en medio de la adversidad, pero todos coinciden en que fue una retribución movilizada por sus creencias.
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Así sucede con el matrimonio de Osvaldo Mera y María Fernanda Muñoz, quienes desde hace tres años son padres de mellizos idénticos, aunque en su embarazo ella tuvo múltiples complicaciones que pusieron en riesgo la vida del mayor (por unos cinco minutos) de los dos pequeños: Jesús Andrés.
Muñoz cuenta que un ginecólogo que consultó en esa época le dijo que el embarazo podría tener serias complicaciones, por lo que le envió descanso para recuperarse. Esa misma noche, ella le pidió a Dios que ayudara al nacimiento de sus hijos y ahí decidió llamarlo Jesús.
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Mera cuenta que en los chequeos médicos les indicaron que la vida de Jesús corría peligro, debido a que él estaba enredado con el cordón umbilical, lo que al final no fue una complicación en el parto.
La pareja coincide en que Jesús es de los dos pequeños el más tranquilo, colaborador y juguetón, atributos que lo diferencian de su hermano.
Su padre bromea con ellos y afirma que en la escuela la única forma en que sus compañeritos los pueden diferenciar es buscando un pequeño lunar en la frente de Jesús.
“Hace unos días estuvimos en una misa y durante el sermón, al escuchar el nombre de Jesús, él me dijo: ‘Mami, ese soy yo’, pero hablaban del verdadero Jesús”, afirma Muñoz, y agrega que asisten a una iglesia cristiana llamada Atletas de Cristo.
La madre de familia señala que si bien sus mellizos no comparten el nombre Jesús, sí sucede esto con el segundo nombre de ambos que es Andrés, llamados así a petición del primogénito de 10 años de la pareja, tocayo de los pequeños.
Aunque Jesús no es un nombre con que se bautiza mucho a las niñas, Paula Jesús, de 3 años, podría ser la excepción.
Sus padres, Tomás París y Patricia Ruiz, decidieron llamarla así por lo que ellos consideran un milagro concedido en la gestación. Ella quedó embarazada a tan solo tres meses de haber dado a luz a una niña –que hoy tiene 4 años–, lo que no es recomendable para el útero de cualquier mujer, y además en ese periodo de tiempo ingirió medicación que podía tener un efecto secundario en el embrión, ante el desconocimiento de su estado de gravidez.
Ruiz cuenta que desde que se enteró del embarazo pasó por semanas muy duras, ya que los doctores no le daban muchas esperanzas de que el futuro bebé pudiera nacer saludable.
Su esposo narra que en el momento en que vio la ecografía tridimensional, en la que apreció la forma como crecía Paula Jesús en el vientre de su esposa, se dio el valor para enfrentar cualquier consecuencia después del nacimiento. “Fueron seis meses suplicándole a Jesús que todo estuviera bien, entonces me acerqué a la iglesia de Narcisa de Jesús (en Nobol), pese a que no soy muy devoto”, expresa París, a quien casi se le quiebra la voz mientras tomaba las manos de su hija.
La pequeña, intimidada ante la visita de extraños, entre las pocas palabras que se anima a pronunciar durante la entrevista, dice que se llama ‘Paula Diosito’, y regala una sonrisa.
Mientras que Jesús Romelia Arévalo, de 52 años, nació un Viernes Santo, lo que fue suficiente para que sus padres la bautizaran con ese primer nombre para relacionarlo con la muerte de Jesucristo.
Sin embargo, pese a que Arévalo recibió una formación familiar católica, a los 22 años decidió cambiar su credo a la iglesia evangélica. “Dios es espíritu y nosotros lo adoramos así, lo sentimos en el corazón sin necesidad de inclinarnos a ninguna imagen, ahora aquí está Jesús con nosotros”, indica la mujer, quien es madre de tres jóvenes universitarios.
Hace unos meses, Jesús Romelia decidió retomar la carrera de Enfermería en la Universidad de Guayaquil, la que dejó a medias tres décadas atrás para dedicarse a su hogar.
Ella planifica que cuando se titule le gustaría dedicarse a ayudar a su comunidad, en la atención primaria, con la dedicación que demostró Jesús por ayudar a todas las personas.
Cuenta que desde que retomó sus clases ha tenido varios inconvenientes con su primer nombre, ya que todos la llaman así, pero hay veces en que se han suscitado confusiones con un compañero homónimo.
Otro caso es el de Jesús Rosendo Cárdenas, de 33 años, la misma edad que se cree que tenía Jesucristo cuando fue sacrificado en la cruz, no obstante, fue bautizado así por un pedido que hizo su madre en un rezo.
Su madre, Luz Salazar, narra que junto con su esposo, Ángel Cárdenas, decidieron llamar así a su primogénito debido a que intentaron insistentemente por tres años un embarazo, lo que solo se concretó con la llegada de Jesús a sus vidas.
“Siempre he sido bien apegada a Dios; un día dije: ‘Señor, si tengo un varón le voy a poner Jesús’. Pasaron tres meses hasta que me enteré de que estaba esperando”, dice emocionada.
Jesús, el mayor de tres hermanos, asegura que el tener ese nombre implica tratar de ser un guía y un ejemplo para los demás, sin embargo, cuando comete una equivocación, ese factor pesa para que los demás se lo saquen en cara, afirma, por lo que también ha influenciado un poco en su personalidad.