Hoy, víspera de Navidad, es momento propicio para, a pesar del bullicio y la prisa, hacer un alto y pensar en lo que conmemoramos. Recordamos el nacimiento de Jesús de Nazaret, cuya presencia divide la historia, sobre todo la del mundo occidental, y ha marcado la cultura y sus expresiones. Vivió para invitarnos a construir un mundo de justicia, fraternidad, paz y amor. Nos enseñó el valor de la libertad y nos dijo que la verdad nos hará libres. Nos recordó que no debemos juzgar para no ser juzgados y fue más allá de la solidaridad al invitarnos a orar a un padre común.
Su legado no es material y sus enseñanzas se dirigen a la mente y al corazón de los seres humanos. Para los cristianos, su vida y su mensaje tienen un significado religioso, quienes no lo son y se acercan con buena voluntad a su palabra encuentran en ella una filosofía de vida. Es esto lo que hoy nos congrega en familia, entre amigos, en la comunidad y lo que nos invita una vez más a construir un mundo más humano. Feliz Navidad.