CÁDIZ, ESPAÑA.- El artista, decía Oswaldo Guayasamín, no tiene modo alguno de evadirse de su época. El maestro quiteño jamás quiso ser un mero espectador de la realidad. Para ser creador, afirmaba convencido, hay que ser parte del drama.Quizás por ello, tal y como describe Enrique Iglesias, secretario general iberoamericano, en el ejercicio íntimo de enfrentarse a uno de sus cuadros se sucede una serie de situaciones. La primera: “La impresión de sentirse envuelto por unas manos y rostros gigantes que te cubren, que tocan el alma y te hacen levitar”. La segunda: “Una sensación de humildad ante la grandeza y magnitud de la obra”. Y, la tercera: “El orgullo de saber que Guayasamín es nuestro”.Las frases, citadas en el catálogo de la exposición retrospectiva del pintor ecuatoriano que el Castillo de Santa Catalina acoge en Cádiz, se antojan inmejorables para describir como advertía el poeta Pablo Neruda el trabajo prolijo de “uno de los últimos cruzados del imaginismo”. Bajo el título El tiempo que me ha tocado vivir se reúnen en esta muestra medio centenar de óleos, una treintena de dibujos y más de doscientas piezas de arte prehispánico y de la época colonial, que integran las colecciones personales del artista. Son 1.500 metros de espacio expositivo divididos en cuatro salas donde se aprecia su manera de pintar, “como si gritara desesperadamente” en respuesta al que en su opinión puede ser considerado el siglo “más horrendo en la historia de la humanidad”. Por eso quería ir más allá de la plástica misma. “Quiero expresar este ojo que está llorando, estos dientes que están mordiendo o estas manos angustiadas, vibrando”, se puede leer en una de las paredes del castillo.Y ahí, a su alrededor, se suceden las diversas etapas de su creación artística: la Edad de la Ira, Huacayñán y la Edad de la Ternura. Hay retratos y paisajes: Atahualpa Yupanqui, Quito gris, Paco de Lucía. Y entre las series seleccionadas están El Grito, Reunión en el Pentágono, La Espera, Los Torturados, Mujeres Llorando (sobre la Guerra Civil española) y Las Manos (será su última itinerancia fuera de Ecuador, porque a partir del 2014 permanecerá de manera definitiva en Quito).En Cádiz pensaron en Guayasamín como uno de los íconos de la celebración de los doscientos años de la proclamación de la primera Constitución española, porque su obra “representaba toda la historia recorrida como un solo pueblo: la española, la americana, la indígena y la criolla”, en palabras de alcaldesa Teófila Martínez.La muestra permanecerá en la ciudad andaluza hasta el 30 de marzo. Después recalará, previsiblemente, en Madrid, Barcelona y Valencia. Su paso por España concluirá en el 2014. Antes, una advertencia del propio Guayasamín: “Siempre voy a volver, mantengan encendida una luz”.","isAccessibleForFree":true}
CÁDIZ, España. Un aspecto de la exposición que se inauguró en Cádiz y que estará abierta en la ciudad andaluza hasta el próximo 30 de marzo. Foto: redaccion
PATRICIA VILLARRUEL CÁDIZ, ESPAÑA.- El artista, decía Oswaldo Guayasamín, no tiene modo alguno de evadirse de su época. El maestro quiteño jamás quiso ser un mero espectador de la realidad. Para ser creador, afirmaba convencido, hay que ser parte del drama.