Un periodo de dos años deben esperar los técnicos para declarar a la isla Pinzón como libre de ratas y ratones. Allí, el pasado fin de semana se hizo una segunda y última dispersión de veneno como parte del plan de erradicación de roedores.

“Culminamos la aspersión en Pinzón y se cerró el proyecto este año”, afirmó ayer Danny Rueda, director de Ecosistemas del Parque Nacional Galápagos (PNG), entidad que junto con la Estación Charles Darwin y el ente internacional Island Conservation estaban al frente del plan, que costó $ 1,8 millones.

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Según Rueda, esperarán un mes para liberar a los 60 gavilanes y 40 lagartijas que son mantenidos en cautiverio para evitar una intoxicación secundaria por la ingesta de ratas y ratones envenenados. Estos fueron capturados en toda la extensión de la isla.

Desde el 2013 empiezan dos años de monitoreo permanente. Si en ese lapso no se localiza ningún roedor, se declarará a la isla como erradicada.

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El plan busca proteger las especies de fauna, flora y aves, sobre todo las tortugas gigantes, que en las últimas décadas no han podido reproducirse porque los roedores se comían los huevos. En la isla hay 470 galápagos que nacieron en cautiverio en el centro de crianza del PNG y fueron repatriados.