EFE-AFP
BRASILIA .- El magistrado Joaquim Barbosa, instructor del llamado "juicio del siglo" en Brasil, se convirtió este jueves en el primer negro en asumir la presidencia de la máxima corte de justicia en una ceremonia llena de simbolismo para un país en el que el 50,7% de la población se declara descendiente de africanos y donde los pobres son mayoritariamente negros.
Barbosa, un magistrado de origen humilde e infancia difícil, asumió este jueves un mandato de dos años como presidente del Supremo Tribunal Federal, máxima corte del país, y simultáneamente del Consejo Nacional de Justicia, órgano responsable de la gestión, regulación y fiscalización de todo el Poder Judicial en Brasil.
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Barbosa, de 58 años, ha saltado a la fama en los últimos meses como el implacable instructor del juicio que ha condenado por corrupción al antiguo círculo político del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, acusado de crear una contabilidad ilegal para comprar votos de diputados entre 2003 y 2005.
"En una sociedad como la nuestra, con una gran presencia de negros, es algo que habla muy bien del país, de nuestra democracia, que, por primera vez, un negro llegue a la presidencia del Supremo", manifestó el procurador general de la República, Roberto Gurgel.
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"La elección de Barbosa es un hecho histórico, es muy raro encontrar en Brasil a negros en posiciones de poder en las empresas, en las universidades, en los gobiernos", dijo a la AFP Marcelo Paixao, coordinador del Laboratorio de Análisis de Relaciones Raciales de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.
Hijo de un albañil y una limpiadora
El nuevo presidente del Supremo es hijo de un albañil y una ama de casa que escaló desde abajo en la vida pública gracias a su capacidad intelectual.
Tiene una biografía de lucha: nació el 7 de octubre de 1954 en la pobreza, en un pueblo del interior de Minas Gerais (sureste), en una familia de ocho hijos.
Con 16 años, viajó a Brasilia donde para pagarse los estudios trabajó de limpiador en los tribunales y en una imprenta de noche, y consiguió formarse en las mejores universidades tradicionalmente reservadas a los ricos.
Hoy es doctor en derecho público por la Sorbonne, donde obtuvo tres diplomas de posgraduación, y habla francés, inglés, italiano, español y alemán.
"Era de una familia pobre, luché y lo conseguí, pero sé que otros en las mismas condiciones, con la misma voluntad, no lo consiguieron, pues el sistema educacional crea mecanismos poderosos de exclusión de negros", ha dicho.
Barbosa fue nombrado juez de la Corte Suprema en 2003 por el entonces flamante presidente Lula, un exobrero metalúrgico también de origen humilde.
En su primer pronunciamiento como nuevo presidente del Supremo, Barbosa aseguró que una revisión de la historia brasileña en las últimas seis décadas muestra la "exitosa trayectoria de un pueblo que supo salir de la posición de casi paria en el contexto internacional y pasó a ser una de las naciones más destacadas en el mundo".
Aunque no es el primer negro en llegar al Supremo, ya que por el tribunal pasaron antes dos afrodescendientes, Pedro Lessa entre 1907 y 1921 y Hermenegildo De Barros entre 1919 y 1937, es sin embargo el primero en asumir la presidencia del Poder Judicial.
El propio Barbosa destacó el momento histórico al invitar a destacadas personalidades negras del país al acto en el que también participaron la jefa del Estado, Dilma Rousseff, el presidente del Congreso, senador y expresidente José Sarney, varios ministros y líderes políticos y parlamentarios.
Entre los invitados especiales del magistrado, además de sus familiares, estaban el cantante Martinho da Vila y los actores Lázaro Ramos y Milton Gonzalves.
Promete independencia e igualdad
El magistrado anticipó que, durante su mandato, luchará principalmente por garantizar una "razonable" duración de los procesos, la independencia de los jueces de los poderes políticos y la igualdad para todos, principalmente las minorías.
Barbosa agregó que luchará por una mayor inserción del Poder Judicial en la vida institucional brasileña en momentos en que en los "tribunales ya son discutidas los cada vez más centrales asuntos de interés de la vida del ciudadano común".
En los discursos pronunciados en el acto fueron destacados precisamente los aportes de Barbosa a sentencias en las que el Supremo sentó precedentes sobre asuntos como la despenalización del aborto, las políticas afirmativas y el combate a la discriminación de los homosexuales.
En el país con la segunda mayor población negra del mundo después de Nigeria, Barbosa denuncia a menudo el racismo y la desigualdad.
"No todos los brasileños son tratados con igual consideración cuando buscan el servicio público de la justicia", denunció al asumir el cargo el jueves, en un evento formal al que asistieron la presidenta Dilma Rousseff, actores y cantantes, defensores de los derechos de afrobrasileños y también su madre, su hijo y varios hermanos.
"El sistema penal brasileño penaliza y mucho... principalmente a los negros, los pobres, las minorías en general", lamentó en una entrevista.
Popularidad inédita
El magistrado alcanzó una popularidad inédita para un juez en Brasil. Las redes sociales lo transformaron en un superhéroe de cómic contra la corrupción, con su inconfundible toga de magistrado, e impulsaron la propuesta "Joaquim Barbosa 2014", en referencia a las presidenciales convocadas para dentro de dos años.
"Es como un Batman, un justiciero", lo describió la fabricante de máscaras y disfraces Olga Gibert, quien ya anticipa que Barbosa será estrella del carnaval de Rio de Janeiro, para el que está produciendo miles de máscaras con su rostro.
La contundencia de su informe como instructor fue determinante para la condena de la mayoría de los 37 acusados de casos de corrupción durante el primer mandato de Lula, entre ellos el exministro de la Presidencia José Dirceu, durante décadas un fiel escudero del entonces presidente.
Barbosa ha conducido el juicio como si fuera una novela por entregas, manteniendo el interés y el suspense con lenguaje fácil y ejemplos prácticos, y con sorprendente contundencia, pidiendo condenas para casi todos los acusados.