Agencias-Redacción
.- Una semana después del Halloween de 1847 llegó al mundo en Dublín el escritor Abraham (Bram) Stoker, quien celebraría el pasado jueves su cumpleaños 165 si hubiese disfrutado de la vida eterna que le concedió a su personaje más famoso, el conde Drácula. El olor de las fogatas o las imágenes de las máscaras de una fiesta que celebra la visita de los muertos a este mundo quizás flotaban todavía en la cabeza del pequeño Bram cada 8 de noviembre, el día de su cumpleaños.
Muertos como el aristócrata transilvano salido de su imaginación, un conde atormentado al que Stoker resucitó como un vampiro o nosferatu, vocablo cuya etimología no está clara, pero que el escritor creía que significaba ‘no muerto’ en algún dialecto rumano.
Publicidad
Publicada en 1897, la novela de terror gótica Drácula es una de las obras más populares del siglo pasado y ha generando centenares de libros, obras de teatro y películas de cine, además de llevar a su creador a la inmortalidad literaria.
Además de su 165º cumpleaños, Irlanda está celebrando también este año el centenario de su muerte con diversos actos que, sin embargo, no han logrado situarle a la misma altura que otros gigantes de las letras irlandesas como James Joyce, Samuel Beckett o Oscar Wilde. Tal vez se deba al hecho de que Stoker pasó la mayor parte de su vida adulta en Londres, donde trabajó durante casi tres décadas en el Teatro Liceo, y de que su fama se deba casi exclusivamente a un solo título.
Publicidad
Ni siquiera la casa dublinesa en la que nació tiene aún una placa que diga que ahí vivió durante su infancia el creador de una leyenda terrorífica y todo un superventas, así como de otras once novelas, tres colecciones de relatos cortos y cuatro obras de no ficción.
Situado en el barrio de Fairview, al este de la capital irlandesa, el número 15 de Marino Crescent es un adosado de tres plantas y sótano de estilo georgiano, incrustado en una coqueta urbanización con forma de luna creciente.
Con vistas a la bahía de Dublín y al parque de Fairview, no es difícil imaginar el paisaje misterioso y tenebroso que el joven autor podía disfrutar desde su ventana en cuanto llegaban las neblinas del otoño. Durante más de 80 años, la casa estuvo ocupada por la familia Keegan, que, por algún motivo, se negó en repetidas ocasiones a identificarla con una inscripción como el lugar de nacimiento de Stoker.
La historia de Drácula más destacada que fue llevada al cine fue bajo la dirección de Francis Ford Coppola, en 1992, con Gary Oldman como su principal actor. Dentro del reparto de esta entrega, que impuso las historias de terror envueltas de amor y pasión, también actuaron Anthony Hopkins, Keanu Reeves, Winona Ryder y Richard E. Grant.
Este filme ganó los Óscar por mejor maquillaje, edición de efectos de sonido y diseño de vestuario. Además Coppola y Oldman recibieron el premio Saturno, que da la Academia de Cine, Ciencia Ficción, Fantasía y Terror como mejor director y actor, en su orden.