Agencias-Redacción
.- Una semana después del Halloween de 1847 llegó al mundo en Dublín el escritor Abraham (Bram) Stoker, quien celebraría el pasado jueves su cumpleaños 165 si hubiese disfrutado de la vida eterna que le concedió a su personaje más famoso, el conde Drácula. El olor de las fogatas o las imágenes de las máscaras de una fiesta que celebra la visita de los muertos a este mundo quizás flotaban todavía en la cabeza del pequeño Bram cada 8 de noviembre, el día de su cumpleaños.