Dos disparos despertaron a Bolívar Eduardo Reinoso Zurita, huésped de los esposos Jorge Esteban Proaño Martínez, de 33 años, y María Cristina Lalama Calero, de 28.
Eran las 03:30 de ayer. Reinoso relató a la Policía que dormía en una de las habitaciones de la casa, situada en la urbanización El Cortijo, de Samborondón, y que al escuchar las detonaciones se acercó enseguida al dormitorio de Proaño y Lalama, donde los halló muertos.
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El fiscal de Samborondón, Jaime Sandoval, manifestó que el cadáver de la mujer estaba sobre la cama. Mientras que el cuerpo de Proaño estaba en el suelo y los menores en el interior del dormitorio.
Junto a los cadáveres, según el huésped, estaban los dos hijos menores de la pareja, de 10 y 5 años. Ambos estaban llorando, por lo que optó por sacarlos de la casa y avisar a los guardias de la urbanización.
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Los vecinos del lugar también se alarmaron y llamaron a la Policía, que llegó al sitio junto con el fiscal y peritos de la brigada de Criminalística.
Las investigaciones preliminares, dijo Sandoval, hacen presumir que se trató de un homicidio y posterior suicidio. “Es la primera hipótesis que estamos investigando: el esposo mata a la esposa y luego se suicida”, indicó el fiscal.
El representante del Ministerio Público sostuvo que el crimen pudo haberse cometido delante de los niños, pues estos, al parecer, dormían en la misma habitación de los padres.
Bolívar Reinoso detalló en su declaración que conoce a la pareja desde hace tres años y que llegó a la casa alrededor de las 22:30 del día anterior procedente de Quito.
Reveló que a su arribo no encontró a los miembros de la familia y que las luces estaban prendidas, por lo que se encerró en su habitación a descansar, hasta que oyó los disparos.
El teniente Walter Castillo, de Criminalística, informó que después de inspeccionar la escena del crimen se encontraron varias evidencias: “Un arma de fuego tipo pistola, dos celulares, dos vainas servidas, un fragmento de bala y una bala que se la ubicó en el interior de una almohada debajo del cadáver de sexo femenino...”, dijo.
Indicó que en la morgue de la Policía se determinó que ambos cadáveres presentaban heridas de arma de fuego en el cráneo, “a la altura del parietal derecho, que más o menos concuerdan con las pistas que tenemos”.
El fiscal Sandoval aseguró que el arma de fuego (una pistola marca Taurus 9 milímetros) fue hallada cerca de la mano derecha de Jorge Proaño.
Sin declaraciones
En horas de la mañana, los familiares de los occisos llegaron hasta la morgue, pero se negaron a dar declaraciones respecto del caso.
No obstante, se escuchó a un familiar de María Cristina Lalama acusar a Jorge Proaño, en medio de las muestras de pesar de los deudos.
Los guardias y el personal de administración de la urbanización El Cortijo tampoco quisieron comentar sobre lo ocurrido. “No estamos autorizados a hablar”, dijo un celador.
Un amigo de Proaño, quien prefirió no revelar su nombre, manifestó que este era piloto de una escuela de aviación y que se estaba preparando para ingresar a trabajar en una aerolínea comercial.
Se conoció que el cadáver de Lalama iba a ser llevado y sepultado en Ambato, en la provincia de Tungurahua, de donde era oriunda.
La Fiscalía y la Policía investigan las causas del supuesto crimen pasional.