Alonso Quijano apareció sentado frente a su escritorio ideando lo que sería su viaje en busca de aventuras. Fue allí cuando entró Sancho Panza y supo de la noticia. Él se convertía en su fiel escudero y Quijano, en el hidalgo Don Quijote de la Mancha. Así empezó el martes la función del Ballet Estatal de Rusia, en el Teatro Sánchez Aguilar.

El comienzo no fue puntual. Según voceros del teatro, hubo falta de comunicación entre la institución y la empresa organizadora, Espectacular Up Shows. Pero eso no impidió que el público disfrutara de un elenco que viene de recorrer China y que seguirá con su gira por Cuenca, Loja y Machala.

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Con todas las butacas ocupadas, la sala fue testigo de la precisión y suavidad del ballet de uno de los grupos más prestigiosos del mundo. Lo dirige Viacheslav Gordeev, denominado Niño de oro en Londres y a quien el presidente Vladimir Putin le otorgó la Orden de Servicios a la Patria.

Con un Don Quijote, recubierto por su armadura y sosteniendo una lanza, apareció un grupo de alrededor de 12 bailarines, que llenó de color el escenario. Danzaron con regocijo la melodía de Ludwig Minkus y representaron los movimientos del coreógrafo original Marius Petipa. Ambos pertenecientes al siglo XIX.

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Las mujeres utilizaban una rosa en el cabello; los hombres, trajes tradicionales de España.

Anastasiya Kavalionak y Subbotin Igor protagonizaron el romance entre Kitri, hija del tabernero, y el barbero Basilio. Los acompañaron las seguidillas, las variaciones de las amigas y el cuadro de toreros.

Luego del intermedio, la presentación se compuso de varios extractos de obras clásicas. Primero, los danzantes Ivanova Mayya e Ivan Zvyagintsev interpretaron la escena de amor entre Odette y Sigfrido de El lago de los cisnes. Iluminados por una tenue luz azul, vestidos de blanco, realizaron uno de los magistrales bailes en pareja que se sucedieron a lo largo de la segunda parte. Este acto fue uno de los más aplaudidos, pues la música de Tchaikovsky es también muy reconocida.

Luego, aunque sin regirse por el orden del programa, otros dúos siguieron con Arlequinada, La bella durmiente, la ópera Carmen, y Habanera.

El broche de oro lo puso el número del cisne negro, en el que Ekaterina Loseva dio vueltas sin parar. Al final, se unieron todos para una última coreografía grupal.