Argentina enfrenta un complejo proceso judicial y diplomático para resolver el inédito conflicto por la retención en Ghana de la fragata Libertad, considerada un símbolo nacional, por una demanda de un fondo de inversión, mientras sus vecinos y aliados regionales mantienen un llamativo silencio.
La fragata, retenida desde el pasado día 2 de octubre en el puerto ghanés de Tema, llevaba a bordo unos trescientos guardiamarinas, entre ellos una treintena procedentes de Sudáfrica y de siete países miembros de la Unión de Naciones Suramericana (Unasur), que no se ha pronunciado oficialmente.
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Argentina ha recurrido al diálogo directo con Ghana, con una misión política que trató de negociar la liberación del buque luego de que un juez ghanés aceptó un pedido de embargo de la fragata del fondo de inversión NML, que reclama ante tribunales de Nueva York el pago de bonos de deuda soberanos argentinos en mora desde el 2001.
Para evitar el embargo, Argentina podría depositar en los tribunales de Ghana una garantía para asegurar a futuro un eventual resultado del juicio a favor del demandante en los tribunales de Nueva York, pero el gobierno de Cristina Fernández descarta esa alternativa.