Stephanie Gómez
.- La música popular tiene un ritmo pegajoso y quien diga que no ha bailado, oído o tarareado las canciones Quiero volver a ser soltero, Chúpate la plata y Agüita de cucaracha, estaría mintiendo. Versos como “Chulla vida para gozarla, chulla vida para bailar, que digan que soy divertido y no digan a mí qué chu...” han convertido a Máximo Antonio Escaleras Encalada en uno de los artistas ecuatorianos más populares.

‘El Mandamás de América’, como llaman sus seguidores a Escaleras, se ha ganado en estos 24 años de carrera, recién cumplidos, un espacio a pulso –según afirma– gracias al apoyo del público. A este artista empírico, quien considera ser de los pocos bendecidos por Dios con el don para la música, fue en 1988 cuando la vida lo llevó a perseguir su sueño, al tomar un taxi desde Rumichaca a Tulcán. Su amigo el cantante peruano Braulio Hito le presentó, en el vehículo, al productor Pablo Santillán. Luego de este improvisado casting ‘sobre ruedas’ vio la luz Cargo de conciencia, su primer disco de 45 rpm.

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Abriéndose paso poco a poco con letras como Colegiala de mi amor y Voy a llorar, el artista de 48 años grabó su primer CD de larga duración, titulado Rockolita de mis penas.

“Un artista nace, no se hace”, asevera el cantautor, quien ha hecho que su repertorio musical se extienda a géneros como el pasillo, bolero, vals, corrido, ranchera, bachata, rockola, cumbia y tecnocumbia, parte de su propuesta en los 30 álbumes producidos hasta el momento bajo el sello de su productora, Nathaly Records.

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El jefe de la ‘dinastía Escaleras’ se confiesa orgulloso al compartir esta profesión con su esposa, Piedacita Lasso, y sus hijos, Nathaly Silvana, Mishelle Nicole y Cristhoper Anthony.

Y justamente esa integración familiar logró que las canciones Mi niña y yo, El auto fantástico, Eres la razón de mi vida y Amigos del alma, cantados a dúo con sus hijas, ganaran un lugar en el corazón del público, al identificarse con sus líricas, tan propias, comunes y auténticas para ellos. Las experiencias de sus ‘panas’ o ‘paisanos’, historias de amor, decepciones, infidelidades, hombres sometidos e incluso familias separadas por la migración se recopilan en sus composiciones, la mayoría de su autoría, como El divorcio, La secretaria y el jefe, Debería odiarte, El celular (el ayjuepúchicas), Príncipe a mi modo, entre otras.

“Orgullosamente, la mayoría de temas son míos. Eso ha hecho que el público que sabe aquello me apoye de mejor manera. También he grabado música de autores que confían en mí”, dice. La jocosidad de sus letras ha hecho que productoras en Estados Unidos (Nelman Records, Calle Records, Casa Musical Rocío), Perú (Casa Musical Rosita Producciones Perú) y España (Max Records) se interesen en su propuesta y lo inviten a giras internacionales.

“Gracias a la música conozco todo el país y otros países donde canto y recibo el cariño efusivo de mis compatriotas. Es hermoso compartir tanta emoción al interpretar una canción”, comenta. Escaleras, quien si no fuera cantante sería presentador o locutor de radio, trabaja actualmente en la producción de su nuevo álbum: Un himno a la vida, el más emotivo de su carrera. “Tiene mucho de especial porque la letra de la canción que titula el disco motiva a que vivamos cada día como si fuera el último, de la misma manera como lo hizo mi madre, Isolina Encalada (fallecida hace un mes), quien siempre nos dio mucha fortaleza”, explica.

Lo populachero, como muchos denominan a su propuesta musical, es un estilo que –asevera– no encasillará su carrera. Una profesión que lo apasiona, que lo enamora y que lo ha convertido en un príncipe de la música, a su modo.