Trece años después de su muerte, Oswaldo Guayasamín, el pintor rebelde de Iberoamérica, ve cumplido su sueño: su obra, un descarnado grito contra la injusticia, llega a Cádiz (sur de España) para convertirse en un canto a la integración durante la próxima Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.