La policía griega se enfrentó ayer con manifestantes encapuchados que arrojaron bombas molotov, mientras decenas de miles de personas salieron a las calles de Atenas durante la protesta más grande en más de un año contra los planes de austeridad en Grecia.

La violencia surgió luego de que unas 70.000 personas marcharan al Parlamento gritando: “No nos someteremos a la troika (de prestamistas)”, y “¡UE y FMI, fuera!”, en alusión a la Unión Europea y al Fondo Monetario Internacional, en medio de una huelga general contra una nueva serie de recortes que exigen los acreedores extranjeros a cambio de paquetes de ayuda económica.

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La policía persiguió a los manifestantes a través de la plaza Syntagma, frente al Parlamento, mientras sobrevolaban helicópteros. Unas 120 personas fueron detenidas.

La huelga nacional de 24 horas, convocada por los dos mayores sindicatos del país que representan a la mitad de los 4 millones de trabajadores griegos, se está configurando como la primera prueba para corroborar si el primer ministro, Antonis Samaras, puede mantener su cargo.

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Samaras y el ministro de Finanzas, Yannis Sturnaras, acordaron ayer el plan de medidas de ahorro que exigen sus socios europeos y el FMI.

Sin mayores detalles se conoció que el plan de ahorro se divide en dos partes: una referente a 14.700 millones de dólares en medidas de recorte presupuestario, y otra sobre 2.560 millones de dólares en nuevas recaudaciones.

Se espera que el grueso de los recortes salga de reducir los salarios, pensiones y beneficios del estado del bienestar, arrojando una nueva oleada de miseria sobre los griegos.

Con Grecia en su quinto año de recesión y sin ver luz al final del túnel de la austeridad, los analistas dicen que la paciencia de los griegos se está acabando y una reacción pública violenta podría destrozar a la débil coalición liderada por los conservadores.

El fantasma de la crisis también tiene en vilo al gobierno español, que mantiene el rumbo hacia la prometida reducción del déficit, en un contexto de recesión, y ya no descarta pedir un rescate global, pese al creciente malestar social que llevó a Cataluña a abogar por la independencia y a los ‘indignados’ a radicalizar su protesta.

Un día después de las violentas protestas en Madrid y Barcelona, el Ejecutivo del conservador Mariano Rajoy indicó ayer que hoy presentará sus presupuestos para el 2013 y un nuevo plan de reformas, tras lo cual, según los analistas, España podría decidirse a presentar la tan esperada solicitud de un rescate para su economía.

Tras negarse durante meses a hablar de dicha ayuda global, Rajoy sorprendió ayer en una entrevista al diario estadounidense Wall Street Journal: “Si el coste de financiación en los mercados se mantuviese demasiado alto durante demasiado tiempo (...), puedo asegurarle al 100% que pediría ese rescate”, dijo.

En tanto, el Banco de España advirtió que el país se encuentra en una recesión profunda.

El temor a un rescate total a España puso nuevamente nerviosos a los mercados bursátiles europeos y el euro.

La bolsa española bajó el 3,92%, la cuarta mayor caída del año. Mientras la prima de riesgo subió de 416 a 461 puntos.

Las bajas también se dieron en las bolsas de Londres, París, Fráncfort, Lisboa y Milán.

Los indignados tenían previsto ayer continuar con las protestas contra los recortes.