Se escucha el trinar de las aves. Cuervos, garzas y halcones se pasean entre los ceibos, guayacanes o acacias que, robustos e imponentes, se levantan en el cerro Azul, por el km 11 de la vía a la costa. Al recorrer uno de sus senderos se llega hasta un área donde hay rocas gigantes y se evidencia que se ha explotado material pétreo. Allí no se observa maquinaria, pero sí en otro cerro cercano donde se construye la urbanización Bosques de la Costa, en el km 9.8.

Esa fortaleza con que los árboles se han forjado en decenas e incluso cientos de años y que sirven de hogar para aves y otras especies se reducen o desaparecen por la construcción de planes habitacionales.

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Al costado derecho de la vía, en el sentido sur-norte, hay cerros con abundante vegetación, cuya explotación es evidente. Letreros anuncian la edificación de los complejos Costalmar y Bosques del Sol. Mientras que en el sentido contrario algunos son Terra Nostra, Punta Esmeralda y Las Ramblas, que colindan con el manglar.

En este sector se desarrollan 26 proyectos de vivienda, según la consultora Market Watch, que provee información procesada y estructurada sobre el mercado inmobiliario . En cambio, en la vía a Daule hay al menos 7 en ejecución y 22 en La Aurora (Daule). En esta última zona se edifican las urbanizaciones Villas del Rey, La Joya, Haciendas Las Vertientes, entre otras. Debido a las construcciones ha habido afectaciones.

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En un informe elaborado por el Ministerio del Ambiente del Ecuador (MAE), en junio pasado, se señala que tras un recorrido en la parte posterior de La Joya y Villa Club se evidenció “la eliminación del bosque seco existente en la zona, en el que solo se están dejando árboles remanentes de mayor diámetro y altura en lugares que no interrumpen con las lotizaciones, donde han quedado pocas especies nativas, tales como guachapelí, guayacán, guasmo, ceibo, nigüito, entre otras...”.

Dentro de los considerandos de las normas para manejo forestal sustentable del bosque seco ecuatoriano, vigentes desde el 2007, se menciona que este es calificado como un área de gran importancia biológica debido al número de especies de fauna y flora y altos niveles de endemismo, razón por la cual ha sido clasificado como ecorregión con la prioridad máxima regional de conservación. La WWF (World Wild Fund for Nature) define a la ecorregión como un área extensa que se distingue por su incomparable morfología, geología, clima, suelos, hidrología, flora, fauna.

Sin embargo, en La Joya y Villa Club se han eliminado las estribaciones para obtener una mayor superficie de edificación. “La construcción y la expansión de estas urbanizaciones están ocasionando impactos ambientales que deberían ser controlados y remediados inmediatamente en beneficio de los moradores de las urbanizaciones antes mencionadas”, indica el informe técnico.

Son precisamente ellos, los moradores, quienes solicitaron la inspección del MAE por la preocupación de ver cómo se explotan los cerros de la zona.

Otro análisis, elaborado en julio pasado por la Prefectura, señala que se constató la explotación de los cerros dentro de ambos proyectos urbanísticos y también en Villas del Rey y que en uno de estos se realizaban actividades de voladura y se trituraba la roca para convertirla en piedra chispa.

Además menciona que en el proyecto urbanístico Haciendas Las Vertientes, ubicado en el km 18 de la av. León Febres-Cordero, en Daule, hay 120 hectáreas (ha) pertenecientes a Merconcorp, que explota material pétreo y lo vende a Villa Italia, según el informe, que agrega que esta compañía está calificada como sujeto de derecho minero otorgado por el Ministerio de Recursos Naturales No Renovables, pero no presentó el título de concesión minera que la faculte a explorar, explotar, beneficiar y comercializar el material pétreo de ese cerro y tampoco el estudio de impacto ambiental aprobado, conforme lo dicta la Ley de Minería.

En ambos informes, el del MAE y el de la Prefectura, se recomienda revisar si las constructoras cuentan con los licenciamientos ambientales y, en el caso de que así sea, verificar que estén basados en estudios preliminares sobre un plan de manejo integral, en el cual se determine la zonificación del área. Pese a que no hay informes del daño en la vía a la costa, los trabajos que se realizan y los terrenos son similares a los de las urbanizaciones de Daule.

El documento del MAE recuerda que es responsabilidad de esta cartera administrar el patrimonio forestal del Estado y en caso de incumplimiento y violación a todo procedimiento de ley se deben realizar procesos administrativos en contra de los ejecutores de la obra.

Desde este Diario se envió un cuestionario de preguntas sobre ese tema al departamento de Comunicación del MAE, pero hasta el cierre de esta edición no respondió. Mientras, continúan los trabajos de las constructoras, conforme se evidenció en un recorrido realizado por un equipo de este rotativo los días 7 y 12 pasados.

Con esta expansión urbanística se genera la fragmentación y pérdida de hábitat con la separación de poblaciones de fauna y flora y la desecación de terrenos naturales, por pérdida de suelos para absorción de agua, explica la bióloga Nancy Hilgert. Garzas, cuervos y otras especies deben buscar hogares porque los suyos fueron dañados por el hombre.

Más datos: Constitución de la República
Artículo 72
La Constitución establece que la naturaleza tiene derecho a la restauración, la cual será independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas naturales o jurídicas de indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los sistemas naturales afectados. Además señala que en los casos de impacto ambiental grave o permanente, incluidos los ocasionados por la explotación de los recursos naturales no renovables, el Estado establecerá los mecanismos más eficaces para alcanzar la restauración y adoptará las medidas adecuadas para eliminar o mitigar las consecuencias ambientales nocivas.