.- El telón permanecía cerrado y el escenario se encontraba iluminado por una tenue luz, pero el show había comenzado. Un niño de unos 12 años, vestido con un traje rojo y negro y una máscara blanca, apareció por delante de la cortina. Representaba a Elegua, dios del destino y mensajero príncipe. Mientras danzaba y realizaba piruetas al ritmo de la música, soltaba gritos y anunciaba: “¡Yo soy Elegua, el mensajero!”.Así se inició el espectáculo Dioses y divinidades africanas, que se presentó el sábado pasado en el Teatro Centro Cívico, al sur de Guayaquil. Un elenco conformado por 25 actores y bailarines afroecuatorianos mostraron la cultura yoruba (África occidental) a través del teatro, la poesía, la música, la danza y el modelaje. Lo que se consideró como un espectáculo nunca antes visto en la ciudad, según Norma Rodríguez, directora de Eggua Producciones y organizadora de la actividad.La apertura del telón reveló en el fondo del escenario a un conjunto musical formado principalmente por instrumentos de percusión. La marimba, la marimbula, el bombo, el cununo y las maracas, entre otros, impusieron el ritmo africano, acompañado del bajo, la guitarra acústica y las palmadas del público que no cesaron hasta el final del show.La indumentaria fue uno de los elementos más llamativos. Las mujeres que entonaban canciones a los dioses, producidas especialmente para esta gala, vestían trajes largos y coloridos. Unos tenían varias capas de tela, otros de corte recto, pero todos eran combinados con collares y accesorios como el turbante en la cabeza. Los hombres llevaban túnicas y el gorro africano conocido como ‘kufi’.Nueve sketches realizados por escuelas del arte folclórico afro, como Raíces Negras, África Tambora y Anjoa, mostraron la historia y el significado de cada deidad, también conocidas como ‘orishas’. Uno de los invocados fue Shangó, encarnado por un hombre con el torso semidesnudo y con un traje rojo. Tenía rayas blancas pintadas en el rostro y tocaba los timbales mientras se desplazaba por el escenario. Su cuerpo fornido mostraba la virilidad de este dios brujo y guerrero del fuego, los truenos y los rayos.Oggun, dios de los herreros, fumaba una especie de habano, sostenía un machete y mostraba una violenta mirada que atemorizaba al público. Apareció también la diosa Oyá, divinidad de las tempestades y el viento; Babalu aye, orisha de la lepra y las enfermedades; y Oshosi, cazador guerrero, que con su lanza simuló matar a un león, al tiempo que vociferaba de forma victoriosa.De ahí en adelante se observaron coreografías de varios bailarines en escena, como la de Mamá Goyita. La señora corpulenta con una canasta sobre la cabeza, acompañada por las que serían sus hijas, impuso alegría y nuevos movimientos con una melodía similar a la salsa.Rodríguez contó después del acto que hubiera esperado tener más público –la ceremonia no logró llenar el teatro–, pero que seguirán mejorando para poder mostrar “una cultura que muchos aún desconocen”.","isAccessibleForFree":true}
La escenografía y los trajes utilizados por los alumnos de escuelas folclóricas como Raíces Negras, África Tambora y Anjoa, fueron un sello atractivo de la presentación del sábado. Foto: redaccion
Gabriela Alcívar .- El telón permanecía cerrado y el escenario se encontraba iluminado por una tenue luz, pero el show había comenzado. Un niño de unos 12 años, vestido con un traje rojo y negro y una máscara blanca, apareció por delante de la cortina. Representaba a Elegua, dios del destino y mensajero príncipe. Mientras danzaba y realizaba piruetas al ritmo de la música, soltaba gritos y anunciaba: “¡Yo soy Elegua, el mensajero!”.