SUSANA LANDÍVAR
.- Al igual que en la infancia, en la vejez la sociedad impone que la sexualidad sea ignorada. Mucha gente piensa que los adultos mayores ya no tienen acercamientos sexuales, que solo mantienen la amistad y dan por sentado que son asexuados.

El doctor Carlos Rodolfo Rodríguez Carrión, gineco-obstetra y terapeuta sexual, explica que muchos adultos mayores que tienen deseo sexual intenso experimentan un sentimiento de culpabilidad y vergüenza.

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La edad avanzada no tiene que ser un impedimento para el amor, la entrega y el placer. Es la mala salud física o mental la que puede producir una disminución de la libido y alterar la respuesta sexual.

“La enfermedad por sí sola puede ser causa de disfunción sexual”, señala Rodríguez. Pero en el caso de que el adulto mayor haya sufrido una patología cardiovascular, uno o dos meses después del infarto se puede retomar la vida sexual, siempre que esté controlado.

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“Se cree que el diabético es impotente y que la diabética es frígida, pero cuando están bien controlados esto no tiene por qué interferir”. Es cuando no está controlada esta enfermedad que la mujer sufre vulvovaginitis, prurito, falta de deseo, ausencia de orgasmo y disminución del placer en el clítoris.

Rodríguez menciona que aún cuando la mujer se haya sometido a una histerectomía puede disfrutar su sexualidad. “La gente cree que los genitales de la mujer sin útero no tienen capacidad de brindar o recibir placer.

Lo mismo dicen después de una mastectomía. Estos son pensamientos arraigados de la genitalización de la sexualidad”, dice y agrega que la relación sexual de dos mayores se sustenta en el amor, deseo, admiración, respeto y la solidaridad.

“Un ser humano puede no tener pene y sentir placer y otro puede tener el pene más grande y no sentir placer. La clave está en  amar y ser amado”, reflexiona Rodríguez.