Con más entusiasmo que afinación, algo de ronquera y algún gallo, los seguidores de Tarzán festejaron su centenario invocando su famosa llamada de la selva, la misma que popularizó Johnny Weissmuller en la década de los treinta y con la que en la actualidad reclaman a gritos la vigencia de su héroe.
En un hotel de Los Ángeles, entre una jungla de asfalto y palmeras ornamentales, se celebró el concurso anual de alaridos de Tarzán, uno de los momentos más destacados de la convención Dum Dum que año tras año reúne a los fanáticos del personaje más conocido de los creados por el novelista Edgar Rice Burroughs.
Publicidad
Más allá de la calidad del sonido, el modesto evento simbolizó una llamada de atención de quienes se resisten a que el paso del tiempo silencie el legado del hombre criado entre monos y ataviado con un taparrabos, que se movía de liana en liana.
“Él era un guerrero ecologista. Quería proteger los árboles, los animales, cosas que nos damos cuenta ahora que son importantes, como el calentamiento global, que no habrían pasado si Tarzán fuera el rey”, dijo el nieto del autor, John Burroughs, de 70 años.
Publicidad
Tarzán, que significa “piel blanca” en el lenguaje simio de ficción, protagonizó 24 novelas desde que apareció por primera vez en octubre de 1912 en la revista The All-Story con la historia Tarzan of the Apes: A Romance of the Jungle, y un siglo después atesora más de 100 millones de copias vendidas.
El héroe selvático saltó del papel a la gran pantalla donde se le pudo ver en medio centenar de películas, así como en 32 producciones de dibujos animados para la televisión y en 450 cómics. Fue Johnny Weissmuller, nadador y ganador de cinco oros olímpicos, quien inmortalizó físicamente al personaje que posteriormente encarnaron entre otros Christopher Lambert y Denny Miller.