El equilibrio de la alianza entre el imperio clásico y conservador de Disney y la pandilla transgresora e innovadora de animadores de Pixar es el verdadero espíritu de Valiente, el nuevo largometraje de la factoría. Esta sentimental fábula sobre la eterna lucha entre las inclemencias del destino y los deseos del corazón no es muy original, pero sí cautivadora, muy entretenida y técnicamente impecable.Acción, aventura, comicidad y buenos sentimientos son los ingredientes principales de este nuevo desafío de Disney, cuyo mérito aquí ha sido reproducir con gracia una efectiva fórmula del pasado y no inventar algo nunca visto, y donde los creativos de Pixar se han remitido a decorar y embellecer magistralmente un objeto de colección.Llama la atención que estos personajes de animación nos resulten mucho más verosímiles y profundos que otros encarnados por actores de carne y hueso en peripecias del mismo género. Están más vivos y son más entrañables y creíbles. Tomemos a Mérida, la princesa de la Irlanda medieval, la protagonista.Su primera imagen, con sus indomables y hermosos cabellos rojos crespos, se ha convertido enseguida en el símbolo de un carácter rebelde, un corazón indómito, un espíritu libre. Su nombre entra derecho en la larga lista de las princesas cinematográficas.Pero cuidado, porque Mérida es una verdadera aguerrida. Es amante de los espacios libres, las carreras y el tiro al arco; aborrece el rol de niña refinada que su madre intenta imponerle.Es la primogénita del impávido rey Fergus y de la sabia reina Elinor, y rechaza su deber de casarse con uno de los hijos de los tres lord del Reino, fieles a la corona.Obsesionada por esta situación a la cual está decidida a no someterse, adquiere un poderoso hechizo a una excéntrica vieja bruja del bosque para escapar de su destino.Pero las cosas no van exactamente como Mérida ha previsto y ahora debe apresurarse a arreglar la situación, con sacrificios de por medio.Con Mérida, la evolución femenina se cumple finalmente: desde Blancanieves que cantaba sonriendo, evocando a su príncipe azul sin nombre, llegamos hasta la plebeya Tiara, que ya no sueña con casarse con un príncipe, sino en abrir un restaurante; pero para ello, hemos pasado por la joven sirenita Ariel, que desobedece a su padre para seguir su corazón, hasta Mulan que después de haber salvado la China retorna a su tradicional vida.Ahora la princesa Mérida es realmente una heroína: rebelde, valiente, fuerte, luchadora, independiente y con un único sueno, la libertad.Valiente es de verdad un filme excepcional. Antes que nada, el filme es técnicamente espléndido: los paisajes naturales, la piel de los animales, los reflejos del agua y sobretodo la consistencia de sus cabellos pelirrojos y salvajes, alcanzan en esta película vetas jamás tocadas y todo en un 3D muy luminoso y explotado a la perfección por la hábil dirección de Mark Andrews, que se presta con elegancia al servicio de los protagonistas.Mas allá de las indiscutibles virtudes técnicas, la película presenta también un discurso relevante sobre la relación padres-hijos, poniendo en escena las dinámicas con extremo realismo y, a través de un toque de magia, llegando a la conclusión-moraleja en manera profunda y sobretodo constructiva.Es una historia de responsabilidad y decisiones, de valentía (para saber pedir perdón y perdonar) y de búsqueda del propio lugar en el mundo.El destino no está escrito por nosotros; sin embargo, cada decisión nuestra contribuye a edificar una parte de él; Mérida, en su tránsito de la niñez a la vida adulta, aprende a costa suya qué significa ser libre y deberá también entender en qué modo y en qué medida la propia libertad deberá ser preservada.