QUITO
.- Con música vallenata de fondo y una imagen del Divino Niño, como había pedido a sus familiares, fue velado ayer el exboxeador Jaime la Bestia Quiñónez, quien fue muerto por sicarios el sábado pasado con tres disparos en un restaurante de comida típica colombiana.

La Sala 3 de la Sociedad Funeraria Nacional, en la calle 18 de Septiembre y av. América, centro norte de la capital, estuvo completamente llena. Ahí llegaron otros púgiles como Segundo Avispa Mercado, Luis Cobra Buitrón; y también el entrenador Ramiro Clay Bolaños.

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Asimismo amigos y fanáticos que, pese a que el exboxeador había pedido que lo despidieran cantando y con alegría, no pudieron evitar llorar al verlo inerte en el ataúd que fue cubierto con la batona de color rojo con la que peleó 28 años.

Fanny Pazmiño, esposa de Quiñónez, recordó que el sábado el exdeportista estuvo en su casa, ubicada en el sur de Quito, hasta las 17:30 tomando cervezas con un grupo de amigos. "Estaba feliz porque estaba a punto de cumplir uno de sus sueños, traer al artista vallenato Diómedes Díaz, con la productora JQ que había creado".

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Según Pazmiño, a esa hora recibió una llamada del socio con el que estaba organizando el espectáculo y se fue hasta el sitio de comidas donde perdió la vida a las 19:10. "Tengo entendido que ese día iban a contratar a las modelos y una chiva en la que promocionarían el concierto, salió de casa con $ 280", dijo.

Sin embargo, Diego Quiñónez, de 16 años, hijo del expúgil, no notaba a su padre del todo contento. "Por lo general siempre estaba alegre, pero la semana pasada lo vi preocupado, angustiado y nos aconsejó que estemos siempre con mi madre. Su cara no era de felicidad".

Con las ganancias de ese concierto, que iba a ser el primero de la empresa JD Quiñónez, tenía previsto programar una cartelera boxística en la que haría debutar a su hijo Diego, quien también practica boxeo.

Pero, además, quería pactar una pelea de despedida con Segundo Mercado, a quien conocía hace 20 años cuando vivieron en Quito y entrenaban en la Concentración Deportiva de Pichincha. "Antes de las seis de la tarde me llamó mi hermano (Quiñónez) y me dijo que iba a hacer mi despedida de los cuadriláteros", contó Avispa.

El ministro del Interior, José Serrano, recriminó el hecho de que el dueño del restaurante y los empleados hayan sacado el cuerpo de Quiñónez a la calle luego de haber sido baleado, alterando la escena del crimen.

Serrano también indicó que se investiga por qué en el restaurante había grandes cantidades de dinero (no precisó cifras) y billetes de denominaciones altas como de $ 100 y $ 50. "El propietario señaló que era producto de las ventas, pero no lo han podido justificar hasta el día de hoy porque no existe una factura relacionada a este monto de dinero", dijo el ministro.

La Policía Judicial indicó que de las investigaciones se han desprendido algunos indicios de las posibles causas que motivaron el asesinado de Quiñónez. También se investiga la muerte de un ciudadano colombiano (Edwin Vargas Vargas) en ese mismo restaurante ocurrida en julio del 2007, caso que de acuerdo con la página electrónica de la Función Judicial de Pichincha, habría sido archivado un año después.

Está previsto que esta mañana a las 10:00 se realice una eucaristía y luego el sepelio de Quiñónez en el cementerio de El Batán, ubicado al norte.

Adaluz Quiñónez
HIJA DE LA 'BESTIA'
"Es doloroso pensar que el cadáver de mi padre fue lanzado por los empleados del restaurante a la calle como si fuera una basura. Hasta por un perro se tiene respeto, pero esta gente actuó con total inhumanidad".

Segundo Mercado
EXBOXEADOR
"Lamentablemente el sicariato se ha tomado el país... Les falta más a las autoridades. Hay que tener más control y mano dura con la gente extranjera que llega al Ecuador".