El tiempo fue corto para disfrutarla en el escenario. Pero la energía que demostró la española Marta Sánchez durante su actuación en el Centro de Convenciones Simón Bolívar de Guayaquil, el pasado martes, contagió a los asistentes al concierto organizado por la Corporación Maresa.
Con un vestido plateado y con cristales en el centro, a manera de degradé, apareció acompañada de dos bailarinas: Paula Redondo y Beatriz Fernández, a las que supo llevarles el ritmo. Sensualidad extrema sobre la tarima en el salón Los Presidentes, que contó con un espectacular juego de luces y pantallas LED que complementaron la presentación de la cantante.
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Lejos de aquella noche, Tengo para ti y Dime la verdad fueron los temas que abrieron el repertorio de la artista, quien también estuvo acompañada en el escenario por su corista Nora Jiménez, el DJ Álvaro Sánchez y el baterista Eduardo de la Mata.
Marta realizó varios cambios de vestuario. En los intermedios las pantallas mostraban videos de ella. Su cuerpo de baile distraía al público con sus insinuantes y exactas coreografías.
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“Hoy desperté con las estrellas, / esas que brillan aun estando el sol, / e imaginé que era una de ellas / iluminando todo alrededor...”. Al son de esta estrofa salió cubierta con un vestido transparente, simulando un encauchado, y con un paraguas. Todo en fucsia apareció para cantar Moja mi corazón.
Con la experiencia que le dan sus 27 años de carrera musical, la española supo combinar la adrenalina de sus temas más movidos con la melancolía y romanticismo de sus baladas. Antes de seguir con Daniela, la intérprete señaló que esta canción estaba dedicada a su amiga personal, Daniela Spanic, hermana de la actriz venezolana Gabriela Spanic. Los temas del recuerdo no podían faltar y al mejor estilo de su época en el grupo español Olé Olé, cantó a viva voz No controles.
Luego, Vivo por ella, Desconocida, De mujer a mujer y Los mejores años de nuestra vida pusieron más a tono la noche. En un momento de su puesta en escena, Sánchez pidió a un asistente que compartiera con ella su copa de vino. En seguida, más de un hombre se acercó a la tarima para ofrecérsela.
Arriba del escenario, la presencia del DJ y los juegos de luces simulaban el ambiente de una fiesta electrónica. En su espectáculo también hubo espacio para un solo de su corista. This Ain’t a Love Song fue la melodía que cantó Nora Jiménez, antes del último cambio de la intérprete. Un ajustado enterizo azul ciñó su esbelta y tonificada silueta. Soldados del amor, Desesperada, Colgado en tus manos y Levántate marcaban el final de la velada.
“Yo me levanto a las 08:00 para peinar a mi hija Paula antes de ir al cole”, dijo la intérprete, que entre tanto y tanto aprovechaba para interactuar con la audiencia que no dejó de grabar y fotografiar cada movimiento de la española.
Su intensidad siguió hasta el final, cuando acompañada de la concurrencia cantó Soy yo, que demostró por qué sigue de pie en los escenarios.