Hoy rememoramos 170 años del nacimiento de Eloy Alfaro Delgado, quien consta entre las figuras más representativas de la identidad nacional. En la memoria ecuatoriana se lo reconoce por sus apelativos: el Viejo Luchador, el Montonero de Montecristi, el Garibaldi Americano, incluido el de el General de las Derrotas.

El paso vital del personaje manabita fue de casi 70 años, pero su ejemplo está vigente porque encarnó al verdadero patriota y visionario que desafió incontables obstáculos hasta alcanzar los nobles objetivos de ver a su patria en los caminos del auténtico e inmediato desarrollo y modernidad.

José Eloy Alfaro Delgado nació en Montecristi, Manabí, el 25 de junio de 1842, en el hogar del español Manuel Alfaro y Natividad Delgado. Desde muy joven incursionó en la lucha política que buscó terminar con gobiernos totalitarios y sus acciones represivas.

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Entre los numerosos combates que lideró y protagonizó de manera directa constan los de Loma Colorado, que representa prácticamente su faena precursora, y los de Portoviejo, Esmeraldas; Balsamaragua o Jaramijó, en el barco Alajuela; Chimbo, Gatazo y otros.

El personaje montecristense asume el poder cuando triunfa la revolución liberal del 5 de junio de 1895. Después de su jefatura suprema ejerció la Presidencia de la República por dos ocasiones (1897-1901, 1907-1911), con intervalos en que actuaron Leonidas Plaza Gutiérrez y Lizardo García.

La presencia de Eloy Alfaro en las funciones presidenciales marcó rumbos de superación y el Ecuador entró en una etapa de verdadera modernización en diferentes campos. Murió víctima del odio político el aciago 28 de enero de 1912, cuando la repudiable turba asaltó la cárcel y lo arrastró en compañía de leales parientes y colaboradores hasta El Ejido de Quito, donde le prendieron fuego.

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Pueblos, ciudades, planteles, plazas, avenidas, etcétera, llevan el nombre del personaje.