QUITO
.- Juan Fernando Velasco conquistó el sábado a las más de 10 mil personas presentes en el coliseo General Rumiñahui con 20 pasillos que interpretó junto con un ensamble sinfónico dirigido por Christian Mejía.
El escenario, ubicado en el centro del recinto y sin estructuras para que los asistentes pudieran apreciar desde cualquier lugar, fue lo primero que llamó la atención. Decorado con lámparas a media luz, dio el ambiente de una íntima velada en la que Velasco estuvo acompañado de varios artistas amigos.
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Con Lamparilla, Juan Fernando inició el recital. Luego agradeció al público su presencia y junto con Karla Kanora, su primera invitada de la noche, interpretó Alma en los labios. Los aplausos fueron el premio a la calidad vocal de los artistas, quienes aparecían en las cuatro pantallas gigantes ubicadas sobre una tarima con tres pasarelas, recorridas estas por los intérpretes.
Israel Brito fue el siguiente invitado y con Ángel de Luz provocó la primera ovación de la noche. Le siguió el Trío Pambil, con el que Velasco interpretó Manabí, A orillas del Zamora y Romance de mi destino.
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El público tuvo empatía con el espectáculo y coreó los temas, esto hizo que Velasco comentara: "Hemos trabajado mucho tiempo para armar este concierto. Su cariño, sus aplausos hacen que todo el esfuerzo valga la pena". Antes de interpretar Para que no me olvides contó que esta canción fue la que inició este proyecto que acercó a los jóvenes al pasillo.
El segundo clímax se dio con Daniel Betancourth, quien fue recibido entre gritos de las mujeres, ante lo que el cantautor respondió: "Es un placer estar aquí y cantar para las mamitas". Guayaquil de mis amores fue el tema elegido para interpretar a dúo con Velasco.
Entonces les tocó el turno a los Hermanos Núñez. El dominio de sus voces provocó prolongados aplausos, en especial cuando entonaron El aguacate.
Consuelito Vargas con Acuérdate de mí fue cerrando el show y en compañía del requintista Guillermo Rodríguez interpretó Sombras. El gran final tuvo una dedicatoria de Velasco para las madres, pero en especial a su progenitora, quien lo acompañó en el coliseo. De ella contó que una de las cosas más importantes que aprendió es el amor al país. Dicho esto compartió con la audiencia Yo nací aquí.
Tras dos horas de espectáculo, el público salió contento y comentando del nuevo impulso que ha tomado el pasillo.