El rock clásico de los años sesenta, setenta y ochenta regresó al Teatro Experimental con todos los decibelios que aquello implica.
Nuevamente en formato de night club elegante de Manhattan, con mesa, mantel y conducido, ahora exclusivamente, por su gestora cultural, Marcela Del Río, el Teatro Experimental del Teatro Centro de Arte puso en escena una versión ampliada de Batukka, casi una house-band del teatro, permitiendo disfrutar del rock clásico a un público que difícilmente aceptaría hacerlo en otro sitio, distinción edificante para Guayaquil.
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Andrés Albán, baterista poderoso y líder natural de Batukka, se agrupó con Bilo Albán, un showman en teclados, y Alfonso Niemes, nuevamente en bajo eléctrico. Jamil Chedraui, segunda guitarra, en gran combinación musical con la solvencia minimalista de Xavier Von Buchwald, verdadero lead profesional que cumple sin lampareo, conformaron el eje musical.
Pili Villegas, muy joven, de buena voz, cantó dos temas como invitada especial, pero fue Jo Salvador, de Quito, la gran sorpresa de la noche mostrando grandes condiciones vocales, especialmente agudos en registros muy altos, sosteniendo y vibrando en un torrente de voz que entusiasmó a espectadores y músicos por igual.
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Desde Blue collar man, Andrés Albán cubrió los espacios con autoridad, mientras Jo Salvador cantaba en registros medios. Hold the line, de Toto, desaceleró la velocidad y Von Buchwald comenzó a digitar con agilidad exacta. Urgent exhibió un gran trabajo de conjunto, mientras Bilo Albán calentaba el ambiente con un solo incipiente en teclados.
A estas alturas Batukka subió las revoluciones de un rock primario full tempo haciendo Smokin de Boston.
Y así llegaron a tocar Smoke in the water de Deep Purple, banda realmente legendaria, precursora del hard rock en los años sesenta, mezclándola con Carry on de Kansas, en gran medida un experimento exitoso por el torrente de voz espectacular, sostenido por un Jo Salvador, vocalista con grandes augurios.
A continuación, el rock progresivo de Rush motivó una pequeña alocución de Jo, respecto a la importancia de la pureza musical o integridad artística, y Andrés Albán, seguro y eficiente, hacía palmas sentado en su batería, mientras Von Buchwald ensayaba piruetas en la guitarra.
De esta forma evolucionaron a Touch N’Go de Emerson Lake & Palmer, clásico rock pretencioso, que de paso, no funcionó. So Lonely de Police fue un éxito con Jo Salvador haciéndole justicia a Sting y Von Buchawald en gran sincronía con Andrés Albán.
Pili Villegas cantando Dreams y You make loving fun de Fleetwood Mac, un pop-rock melódico popularísimo y representativo del hippismo de los setenta, le dio un respiro a la dureza rockera y masculina. Es sin embargo, muy difícil emular la famosa tonalidad angelical de Stevie Nicks, una rubia caída del cielo que puso su marca registrada en esta música tan hermosa.
Debemos señalar el magnífico desempeño de Jamil Chedraui y Xavier Von Buchwald cubriendo con dos guitarras, lo cual normalmente requiere de tres y hasta cuatro.
La intensidad de Frankenstein puso a los dos hermanos Albán a solear con intensidad y un instrumental de ZZTop sirvió para presentar a la banda, mientras Von Buchwald pudo despojarse en algo, de su proverbial modestia, y desplegar licks y progresiones espectaculares en la guitarra.
Finalmente, Jo Salvador cantó Black dog de la agrupación británica Led Zeppelin a la altura de Robert Plant, sin exageración alguna aunque parezca mentira.