EFE
MONTEVIDEO.- El Movimiento Salud para Todos, una asociación de usuarios de centros médicos uruguayos, informó ayer que investiga 250 denuncias recibidas de casos sospechosos de muerte de pacientes en hospitales de Montevideo y otras zonas del país para presentar una denuncia formal ante la justicia.
"El volumen de información que tenemos en este momento es impresionante", afirmó el presidente de la organización, Ruben Bouvier, tres días después de que dos enfermeros fueran procesados por el asesinato de al menos 16 pacientes en dos hospitales de la capital uruguaya.
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La organización ha enviado un escrito al juez Rolando Vomero, que lleva el caso de Ariel Acevedo, de 46 años, y Marcelo Pereira, de 39, para que les cite en la causa, algo que el magistrado les anticipó que hará en los próximos días.
Ante el juez pretende presentar además una denuncia que ya realizaron en el 2008, a través de otra organización de usuarios, por "la muerte sospechosa" de seis personas en un hospital fuera de Montevideo sobre la que no quiso dar más detalles pero que nunca llegó a la opinión pública.
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Acevedo ha sido acusado de once crímenes en la mutual privada Asociación Española, uno de los centros hospitalarios más prestigiosos y donde también trabajaba Pereira, aunque este último es señalado por cinco muertes en el hospital Maciel, de titularidad pública y donde ejercía también de enfermero.
El primero inyectaba aire en la vena a sus pacientes y el segundo les suministraba por vía intravenosa potentes drogas como morfina, fenergan o dormicum.
Para estructurar la información que presentará ante la justicia, el Movimiento Salud para Todos celebrará este sábado una asamblea en un hospital de Montevideo a la que han sido convocados los denunciantes, algunos de ellos procedentes de varios departamentos.
"Venimos planteando esta situación de la salud del Uruguay desde hace cinco años y se ha ido agravando, no solo en el sector público, en el privado también", indicó Bouvier, quien argumenta "desidia, falta de controles" para esas muertes y opina que "todo eso lleva a la impunidad y a que pasen cosas que no se investigan".
En tanto, la abogada defensora Inés Massiotti afirmó que los enfermeros acusados no estaban confabulados pero cada uno sabía lo que hacía el otro y sus compañeros sospechaban que algo estaba pasando.
Según Massiotti, representante legal de Acevedo, un SMS con la frase "no me inculpes, maldito" fue el último mensaje de su cliente a Pereira antes de ser detenido, pese a lo cual la letrada cree que "no había confabulación" porque "sus procederes eran distintos".
Acevedo se crió con su abuela porque "su madre no lo quería", "dudó siempre" de que su padre lo fuera realmente y fue violado por un pariente en la adolescencia. La abogada, que hace cuatro años ofició la ceremonia de unión concubinaria de Acevedo con su pareja homosexual, lo define como un "ser humano muy cálido, muy sensible".
El caso de Pereira es distinto. "Se quejaba mucho de los pacientes, molestaban mucho, los bañaba, se ensuciaban y había que volverlos a bañar", matizó la abogada, parafraseando el testimonio de ese enfermero ante el juez.
Las medicinas que se incautaron en la casa de Pereira, "un coctel lítico para inducir la muerte por medio de medicación depresora de las funciones cardiacas, como morfina, fenergan o dormicum, habla de otra personalidad distinta", sostiene la abogada, quien agrega que Massiotti apagaba la luz del área de cuidados intensivos cuando le tocaba la ronda para asegurarse de que nadie le viera poner fin a la vida de los enfermos que seleccionaba.