Su última semana de trabajo ha sido más agitada que las anteriores. Preparando su informe final de labores y alistándose diariamente para intervenir como presentadora del programa ‘Dueños del Mediodía’, Claudia Schiess, Miss Ecuador 2011, afirma que el año de trabajo como soberana ha dejado en ella una huella muy importante.

Desde mañana, señala, su vida dejará a un lado la adrenalina intensa y los flashes se enfocarán en otra persona. “Voy a extrañar a las personas con las que trabajé, el día agitado, estar ocupada (...) pero creo que ya estoy preparada para dejar la corona, para entregarle la responsabilidad a otra chica”, dice Bebi como la llaman sus amigos, mientras el documentalista suizo Daniel Muller registra su día de actividades. El comunicador extranjero, cuenta Schiess, prepara un especial sobre la aún soberana que se proyectará en Suiza a mediados de año y que también verán los familiares de ella en ese país.

De su reinado, sostiene, siempre rescatará los momentos positivos que vivió, la interacción con las personas y la satisfacción por cada obra que se pudo realizar. “Siempre llevaré en mi corazón cómo la gente se alegra al verme llegar, al ver que estoy ahí con ellos. Tal vez muchos piensen que soy inalcanzable, que soy una persona que jamás se atrevería a acercarse a un lugar así”, destaca.

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La realidad social, muy lejana en ocasiones a lo que viven las jóvenes que son elegidas, fue una de las experiencias fuertes que afrontó Schiess como soberana. “Mucha gente padece de enfermedades críticas y no tienen dinero para poder tratarse su enfermedad o personas que literalmente viven en la calle (...) para mí ha sido muy difícil de aceptar porque tratas de cambiar todo lo que ves, y no se puede hacer”, expone.

Desde el pasado 17 de marzo, fecha en la que fue elegida como Miss Ecuador en Santo Domingo de los Tsáchilas, su visión y aspiraciones cambiaron . “Tengo una visión más amplia de lo que puede ser el mundo, obviamente mis metas cambiaron de lo que eran antes. Ahora tengo nuevas aspiraciones, tengo un poco más de paciencia también y saber que no todas las cosas suceden siempre como yo quiero, puntuales y correctas”, dice.

Trabajar como representante de un país es una responsabilidad con la que vives todos los días, aun después de entregar el título. “Es un año donde te lanzan a un abismo y pasas de ser una persona que nadie te conoce a una persona conocida a nivel nacional. Entonces te toca también tomar tus decisiones por tu propia cuenta”.

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Las obras del 2011 fueron un trabajo en conjunto, manifiesta, con la organización Miss Ecuador, entidades públicas y privadas y el apoyo de familiares, amigos y otras exreinas.

Uno de los proyectos más grandes, revela, ha sido la gestión para la donación de un terreno a Solca, gracias al Municipio de Santa Cruz para la construcción de un centro oncológico en Galápagos.

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“Está pendiente la construcción todavía, pero ya se hizo la colocación de la primera piedra (...) no solamente el hecho de construir un centro oncológico sino de darle salud a una población y obviamente al haber hecho la gestión me quedó completamente comprometida”, confiesa Schiess, quien fue nombrada presidenta del comité de damas.

Entre los trabajos efectuados también menciona la entrega de cinco casas (son doce en total) en Santo Domingo, proyecto que se desarrolló con el esfuerzo de las candidatas de la edición anterior, el Municipio de Santo Domingo y la Fundación Wilson Galarza.

Las fechas especiales, como el Día de la Madre, Día del Padre, Día del niño y Navidad fueron los más movidos. “Entregamos juguetes, caramelos, visitamos Solca, a los niños con VIH. Llevamos con ‘Sonrisas Navideñas’ a 1.500 infantes al cine”.

También hicimos muchas obras silenciosas que consistieron en donar parte de mi premio (de una marca de bebidas) a un centro de rehabilitación de drogas y alcohol, ropa para la campaña de erradicar la mendicidad en las calles con el MIES y la de inclusión social con la Presidencia y la Prefectura del Guayas.

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Sus padres, Judith y Juan, han sido su fuerza, al igual que el resto de sus familiares. “Ellos han hecho en mí una persona segura, una persona que se puede desenvolver en cualquier ámbito sola, independiente y ellos se dan cuenta de eso”.

Con la corona, expresa, guardará las risas, lágrimas, fotografías y momentos compartidos. Una corona que la ve como un triunfo personal y un regalo que le dio la vida y que le dejó muchas enseñanzas.

A las 18 candidatas del certamen, con quienes ha compartido más de cerca estos últimos días les aconseja trabajar fuerte por el país. “Creo que cada quien se construye su camino y si ellas están dispuestas a hacer la diferencia, más allá de lo que yo hice, y de lo que han hecho las otras reinas, tienen que esforzarse mucho. El país siempre espera mucho más”.

Schiess, quien anhela retomar sus estudios de negocios internacionales y empezar su maestría, puntualiza que “Una banda y una corona es un accesorio, es un lindo accesorio, pero realmente la corona y el reinado lo llevas en tu corazón y con tus ganas de trabajar”.