Charles Dickens es un autor que en sus obras logra plasmar ciertos elementos que van a ser señas particulares en su producción: La ciudad de Londres con sus calles neblinosas y bulliciosas, donde refleja el contraste entre la riqueza del ascendente capitalismo simbolizada en su monumental arquitectura, y la presencia de los niños como protagonistas de sus aventuras literarias.

Para Dickens, la infancia representa a las víctimas más inocentes de un sistema que se revelaba cruel y explotador.

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El cine ha podido apreciar el valioso material que representa el universo dickenseano y lo ha adaptado de diversas formas y en variados géneros, comenzando por una de sus novelas más conocidas que es Oliver Twist. Una de sus primeras versiones data de 1922 y fue dirigida por Frank Lloyd.

La cinta está apegada formalmente al típico clasicismo victoriano y cuenta con la presencia de Jackie Coogan (el travieso infante de The Kid de Chaplin), que encarna el pillastre Oliver, y en el papel del malvado Fagin, anciano jefe de la pandilla de ladronzuelos, estuvo el hombre de las mil caras, el legendario Lon Chaney.

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Otra excelente versión la podemos encontrar en la que dirigió con maestría David Lean, en 1948, que contaba con unos espléndidos decorados que nos trasladaban al Londres del siglo XIX, con una fotografía que nos mostraba los contrastes clasistas de la urbe, John Howard Davies en el papel principal y Alec Guinnes como Fagin.

En 1968 Carol Reed realiza una versión musical, mientras Disney le pone el toque animado con la particularidad que los personajes son perros y gatos en su cinta de 1988. Una de sus últimas versiones corrió de la mano del polémico Roman Polansky (2005), que incluso le dio tintes autobiográficos de su época de infante que buscaba sobrevivir al horror del exterminio nazi.

Otra obra popular del autor inglés es su Canción de Navidad, el inolvidable relato de Ebenezer Scrooge, viejo avaricioso que logra cambiar su vida tras recibir la visita de los fantasmas de la Navidad, y que Dickens lo usa como alegoría de su idealismo romántico que confia en que la sociedad capitalista logre regenerarse y elevarse moralmente. Este noble mensaje lo encontramos en Scrooge (1935) de Henry Edward, o en Muchas gracias, Mr. Scrooge (1970) de Ronald Neame, interesante filme musical interpretado por Albert Finney, para llegar a la cinta de animación realizada por Robert Zemeckis en el 2009, en la que Jim Carrey prestaría su voz para el pintoresco personaje.

Vale mencionar Historia de dos ciudades, que Dickens escribió en su etapa de madurez creativa, la cruda crónica de los convulsos años de la Revolución Francesa y las peripecias de unos personajes que van de Londres a París, en la que plasma su visión de cómo mediante dos formas de desarrollo social se puede alcanzar el progreso, simbolizado en las dos ciudades respectivamente.

Apuntes

Los papeles póstumos del Club Pickwick (1837), primera novela de Charles Dickens, le otorgó una inmediata fama que continuó toda su carrera.

En sus textos imprimió ciertas dosis de humor e ironía, practicando a la vez una aguda crítica social.

La mayoría de sus obras maestras fueron escritas como entregas mensuales o semanales en periódicos como el Master Humphrey's Clock y el Household Words.