Desde hace unos años la presencia de los indefensos caracoles en áreas verdes ha acostumbrado a los guayaquileños.

Se trata de la especie del tipo africano Achatina fulica, sin embargo, su contacto puede ser nocivo para el organismo, aunque pocos lo saben.

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Sebastián Navarrete, quien se encarga de la limpieza de una vivienda de la ciudadela Los Ceibos, dijo que a partir de las 06:00 se puede ver a los moluscos arrastrarse por pisos, adhiriéndose a paredes o trepándose entre las plantas.

“A partir de este año los he visto, hay de todos los tamaños”, comentó el trabajador, mientras tomaba una de ellas.

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Mientras que un guardia de seguridad de la ciudadela Las Garzas (junto al centro comercial San Marino) aseguró que dicha especie es frecuente en el lugar desde hace dos años, pero que se come el césped y las flores del parque.

El jefe del laboratorio de Parasitología del Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Leopoldo Izquieta Pérez, Luigi Martini, afirmó que tiempo atrás realizó un estudio en el que se comprobó que los caracoles pueden poseer una larva denominada Angiostrongylus cantonensis o gusano pulmonar de la rata, la que produciría la parasitosis meningoencefalitis eosinofílica. Además, el molusco con su andar también podría contaminar alimentos.

“Hay un ciclo evolutivo del parásito en nuestro medio, ya que los caracoles comen heces de rata y las ratas comen caracoles”, explicó el médico.

Asimismo, recalcó que no hay que permitir que los niños jueguen con ellos, ya que son los más vulnerables a contraer la enfermedad al manipularlos y tener contacto con su baba.

Esta afección, según el especialista, podría trastornar las funciones neurológicas como impedimento de caminar, visión doble, entre otras.

“Es una de las 100 plagas más peligrosas del mundo, en EE.UU. es delito federal tener un caracol, lo meten preso y aquí los tienen en todos lados como mascotas”, expresó.

Martini señaló que la principal causa de su reproducción masiva como se ve en la urbe es que es una especie hermafrodita, por lo que un caracol pondría unos 1.000 huevos al año.

Según el especialista, hay otra especie de caracol acuático del tipo Pomacea, que se tiene la costumbre ancestral de comer crudo en la provincia de Los Ríos, en forma de cebiche.

El médico recomienda solo tomarlos con guantes y ahogarlos en un balde con agua y cloro (pata matar el parásito), ya que si se los intenta eliminar la basura se llevará el problema a otro sitio de la ciudad.

La especie que es conocida para el consumo gastronómico es la Helix aspersa, la que se cría en granjas especializadas dedicadas a la helicicultura, las que lo hacen en cautiverio.

El primer reporte del Instituto de Higiene de este tipo de caracol es del 2005, época en que se puso de moda la cría por el efecto cosmético de su baba.

La docente de la escuela de Ciencias de la Tierra de la UEES, Nancy Hilgert, recalcó que la ingesta del caracol africano podría ocasionar una intoxicación muy fuerte. Además, explicó que es lo que se conoce como una especie invasiva, ya que daña cultivos como de arroz o maíz.

La bióloga agregó que al parecer tienen una buena resistencia a los pesticidas y que depredadores como el gavilán caracolero solo comen especies locales por ser más pequeñas.