Matapalo Cartonera es la editorial pionera del cartón en Ecuador. Nació hace casi cuatro años y entre idas y venidas de los miembros de su grupo, que exploraron otras tierras fuera de su natal Riobamba y comenzaron a formarse académicamente, las ideas se han ido refrescando y ahora sus metas son mucho más claras. Así lo afirma Víctor Vimos, uno de los miembros de la editorial.

“El libro no está intregrado como debería ser a la cotidianeidad de los estudiantes, de los obreros, de las amas de casa. Fue nuestra primera idea hacer libros buenos, bonitos y baratos”, dice Vimos.

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El cuarteto mosquetero de la literatura lo completan Gabriela Falconí, Eduardo Yumisaca y Edwin Lluco. Ellos, como editorial, no han registrado su marca Matapalo, no están en proceso de hacerlo, ni lo desean ejecutar. Su ideal es llegar libremente a todos, afirma Vimos. “Creo que patentar el nombre de una cartonera sería como apropiarse de esta gran iniciativa que no tiene un dueño”.

Durante el primer año de existencia de la editorial, el enfoque eran los talleres con chicos de sexto y séptimo año de básica, que aprendían el oficio de armar el libro y, por sus logros, recibían estímulos económicos para sus estudios.

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Ese es uno de los objetivos, asevera Vimos: “De alguna forma la construcción del libro para nosotros ha sido una bandera de lucha, como una forma de llevar lectura a espacios donde de otras formas habría sido muy incipiente su llegada”.

El grupo no recibe financiamiento ni auspicio de ninguna entidad, es un proyecto autosustentado que ha ayudado a originar colecciones como la Colibrí, una edición infantil de la editorial que contiene tres títulos: Pipo el dragón, El tren de Matapalo Cartonera y Buenas noches, Martín.

Su iniciativa ha viajado también hasta Guayaquil. Ellos colaboraron con el artista Jorge Jaén en el pabellón El buen samaritano de la Penitenciaría del Litoral. En Quito el trabajo de la cartonera se repitió en la Argelia Alta, al sur de la capital, donde se logró levantar una biblioteca popular. Matapalo le ha prendido fuego a la leña literaria de varias citas, entre las que constan la Feria del Libro de Bogotá y la de Guayaquil. En esta última reunieron a niños ciegos y sordomudos, quienes crearon, apoyándose mutuamente, el empaque de la obra Mis manos son mis ojos.

La meta de Matapalo Cartonera es, aparte de elaborar los libros artesanales, apostar por los talleres itinerantes. Invitan a varias instituciones a comunicarse con ellos a través del Facebook (Matapalo Cartonera) o de su blog, matapalocartonera.blogspot.com, para empezar la difusión cultural.

Y en estas mismas cuentas, aquellos que deseen abrir alguno de sus textos, podrán pedirlos y saciar su curiosidad. Es que las estanterías de las librerías, son desconocidas para sus obras que tienen un costo de 3 dólares. “La verdadera marca del proceso cartonero está en el corazón de la gente que se junta a esta idea: llevar la palabra que es un patrimonio”, manifiesta Vimos.

Estas editoriales siguen creciendo sobre una base firme de cartón...