A las instalaciones del aeropuerto Reales Tamarindos de Portoviejo llegaron ayer, a partir de las 07:00, representantes del Ministerio de Relaciones Labores (MRL) para solicitar la renuncia a los 26 trabajadores de la terminal aérea y proseguir con su cierre, tras 80 años de operaciones.

Se contempla que los ahora exempleados reciban una indemnización de cinco salarios básicos unificados por cada año de servicio, por un valor máximo de 150 remuneraciones, que se pagarían en efectivo.

Pese a que había disposiciones de que este personal sea reubicado en los aeropuertos de Manta o San Vicente, aún se desconoce si serían convocados para seguir trabajando.

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Ningún gremio o representante de la urbe se opuso al cierre de la terminal y tampoco hubo protestas, aunque en los últimos meses sectores representativos de Portoviejo rechazaron el anuncio realizado por el presidente Rafael Correa y esto, incluso, fue motivo de cuestionamientos mutuos con el alcalde Humberto Guillem.

Por su parte, Guillem dijo que el cierre de esta terminal era algo que se esperaba, pues desde hace más de dos años el Gobierno había amenazado con tomar esta medida. Explicó que para el Municipio era difícil mantener la terminal, más aún porque no tenía ninguna actividad comercial desde el año pasado.

Alba González, presidenta de la Cámara de Comercio de esta ciudad, explicó que tanto para ella como para otros compañeros que emprendían el rescate de la terminal aérea fue una sorpresa el cierre del lugar.

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Afirmó que nunca se les comunicó nada, pese a que –añadió– estaban en negociaciones con María de los Ángeles Duarte, ministra de Transporte y Obras Públicas, para analizar el proyecto que propuso la Cámara con el fin de recuperar la operatividad del aeropuerto.

“La idea que planteamos es que a esta terminal se le inyectara capital privado y gubernamental para que reinicie operaciones. Tuvo aceptación”, dijo González. Manifestó, sin embargo, que con el cierre del aeropuerto no tienen otra opción que renunciar al proyecto.

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El ciudadano Hugo Macías se mostró molesto con la disposición del Gobierno. “Aún no puedo asimilar que hayan cerrado el aeropuerto”, lamentó. Para él, el cierre se generó debido a la falta de unión de los portovejenses, quienes “no demostraron sentirse afectados con la suspensión de las labores de forma definitiva”.

En el 2010 se realizaron trabajos de mantenimiento a la infraestructura del aeropuerto, lo que generó una inversión de casi $ 1,7 millones. Y hasta ese mismo año trabajó Aerogal, la única aerolínea que realizaba viajes desde la terminal.