“Irónicamente fue un regalo que nunca pedí, ni me imaginé pedirlo antes. Recuerdo que tenía aproximadamente 6 años y estábamos en casa de mi tía Marcia. Toda la familia reunida recibiendo regalos. Aún dudo quién fue la persona que me lo regaló, estoy casi segura que fue mi tía Marcia. En todo caso recuerdo que era ¡una caja grande! Desde ese momento me emocioné.
Cuando la abrí vi que era una carreta, no sé por qué razón me llamó tanto la atención y me la puse a armar, y para hacerlo tenía que usar las tuercas y tornillos que venían en la caja. ¡Definitivamente alguien me tuvo que haber ayudado!
Publicidad
Cuando estuvo lista quedé encantada con mi juguete nuevo, me acuerdo como si fuera ayer que pasé toda la tarde jugando hasta me quedé sola en el patio porque me parecía fascinante.
Era una carreta como de construcción, de plástico fuerte, de colores rojo y amarillo de Fisher Price, ahí llevaba de todo: el resto de juguetes, las compras. Aparte la carreta venía con una manguera para regar las platas y yo la llenaba de agua.
Publicidad
Me acuerdo tanto de este juguete porque lo tuve muchísimo tiempo y fue mi diversión, especialmente en la playa cuando llevaba mucha agua del mar al parasol, para jugar en la arena”.