En México el culto de la Santa Muerte se remonta, según los investigadores, a 1795.
Para antropólogos, la veneración a esta figura responde a la realidad mexicana en donde la violencia y la muerte es una constante en la vida de ese país.
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Este símbolo ha jugado un papel primordial en la vida de México. “El culto de la muerte podría considerarse como el
elemento más antiguo, fundamental y auténtico de la cultura popular
mexicana", destacan los historiadores, según reseña diario el Milenio.
El tributo a esta figura se la asociaba con la vida delictiva, ladrones, prostitutas y narcotraficantes como sus fieles seguidores; sin embargo, en la actualidad se ha sumado la población en general.
Historia
La Santa Muerte o La Niña Blanca, como también se la conoce, es una mezcla del pasado prehispánico con el catolicismo
popular, además de chamanismo y santería.
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Los indígenas de un poblado mexicano adoraban a un esqueleto al que llamaban Santa Muerte.
La imagen de la Santa Muerte se representaba con un reloj de arena, la guadaña, el mundo, la capa y el hábito de los monjes franciscanos.
En la actualidad, ese esqueleto, vestido con un manto similar a la vestimenta de una virgen, cuenta con 2 millones de seguidores.
Tepito, un pueblo devoto
Desde hace 10 años el popular 'barrio bravo de Tepito' en Ciudad de México, la celebración mexicana de la Santa Muerte es un culto a la violencia y al narcotráfico, según Felipe Solís, maestro en Ciencias Antropológicas.
Cada 31 de octubre los fieles a esta imagen inician el festejo, que se extiende durante noviembre, con música de mariachi, comida y bebida para agradecer por algún favor recibido.
Solís indicó que la veneración a la Niña blanca "no requiere ética, porque no hay un compromiso de portarse bien para ganarse el favor, simplemente se le dan dádivas para obtener su protección".
La Muerte encabeza las procesiones, seguidas por el fervor, la pasión y
la devoción de los fieles que llenan por miles las calles. La portan
con orgullo, la bendicen con polvo de oro, la limpian con mezcal y la
purifican con el humo de diversas hierbas.
Este altar de Tepito se ha convertido en el centro de peregrinación más importante de México. Multitud de personas de toda clase y condición se agolpan ante la imagen para rezarle primero a Dios y después a la Santa Muerte.