AFP
TIMBU, Bután.- Durante siglos vivir con varias esposas o maridos era algo corriente en el pequeño reino de Bután, perdido en el Himalaya, pero el casamiento del rey con una sola mujer y la nueva idea de amor conyugal anuncia el fin de la poligamia, estiman los investigadores.
Bután, el "país de la felicidad", permaneció durante mucho tiempo aislado del mundo para preservar sus tradiciones budistas ancestrales. Pero no pudo impedir la llegada de la modernidad, que se propagó especialmente a través de la televisión, medio de comunicación autorizado recién en 1999.
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El anterior soberano, Jigme Singye Wangchuck, que reinó desde 1972 hasta 2006, contrajo matrimonio en 1979 con cuatro hermanas. Durante la ceremonia oficial, las reinas, vestidas en forma casi idéntica, fueron coronadas al mismo tiempo.
La dinastía de los Wangchuck, en el poder desde 1907, dio cinco "reyes dragón" al país de la "Tierra del Dragón-Trueno", y uno solo, el tercero, escogió unirse a una sola reina.
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Pero en ocasión de su abdicación en 2006 a favor de su hijo, Jigme Singye Wangchuck anunció que el futuro soberano, que fue coronado en 2008, no debía hacer pesar al país el costo de mantener varias esposas.
La costumbre de la poligamia sororal (vivir con varias hermanas) o de la poliandría fraternal (vivir con varios hermanos), siempre existió en Bután.
"En la sociedad butanesa, de costumbres muy libres, las reglas de alianza siempre fueron muy flexibles, sin un sistema de dote, sin ceremonia de boda ni inscripción en el registro civil", explica Françoise Pommaret, directora de investigación en el Centro de Investigación Científica Francés (CNRS) y profesora en la universidad de Timbu.
"Vivir con varias hermanas, como en el centro y el este del país, o varios hermanos, como en el norte, permitía que los bienes permanecieran en una misma familia", según esta experta en ese país.
Pero la apertura al mundo y la educación en el extranjero de numerosos jóvenes butaneses hizo caer en desuso estas costumbres entre las nuevas generaciones, con la excepción de algunas comunidades de las montañas.
Según Dasha Karma Ura, investigador del Centro de Estudios butaneses de Timbu, el nuevo rey debía ilustrar este cambio a través de su propia vida privada.
"El rey está atado a la modernidad. Cuando anunció su boda al parlamento en mayo, precisó que sería monógamo y que dedicaría su vida a su mujer", recuerda Ura.
Su Majestad Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, de 31 años, coronó el jueves a Jetsun Pema, hija de un piloto de línea, oficializando con ese gesto su unión, celebrada en una impresionante fortaleza monástica en Punakha, la capital del reino hasta 1955, cuando fue reemplazada por la ciudad medieval de Timbu.
En esta ocasión, el rey posó tomado de la mano de su esposa delante de los fotógrafos.
Para Françoise Pommaret, la noción de pareja y amor conyugal llegó a este país a través de las telenovelas transmitidas por cable, en especial las surcoreanas.
"El amor razonado de antaño dejó el lugar al amor romántico. Y el rey es un ejemplo", explica.
Las cuatro esposas de su padre jamás vivieron con el ex soberano. En cambio, la nueva pareja real vive junta desde hace meses.
El fin de la poligamia va a cambiar en profundidad la sociedad, estima Pommaret.