El sostén, la risa y la esperanza de la familia Jiménez-Granda se fue el 30 de septiembre del 2010, cuando Froilán –policía del Grupo de Intervención y Rescate (GIR)– cayó en medio de la balacera que se produjo cuando salió Rafael Correa del Hospital de la Policía.

Su madre, Flor Granda, y su hermana, Sandra Jiménez, hablan ahora para reclamar justicia: Que se dé con el asesino, la nómina de los militares y que el presidente Correa responda ¿Quién ordenó a los militares que disparen?

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Mientras esperan respuestas, recuerdan facetas de sus vidas con Froilán cuando vivían en el campo, en San Antonio de las Aradas del cantón Quilanga, en Loja; cuando en la adolescencia ensillaba los mulares en la madrugada para trasladar a sus hermanas (era el tercero de nueve hijos) hasta el carretero principal a tomar bus y viajar a la ciudad; cuando sembraba los huertos de café y frutales...

Los recuerdos están intactos, al igual que su cuarto y su silla en Loja. Su familia cuenta que antes de entrar a la Policía, él se ocupaba de la finca cuando su padre se ausentaba. No fue a la universidad porque era el bastón y sustento de la casa, trabajaba en el campo para apoyar a sus hermanos en el estudio.

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Y como uniformado siguió cuidándolos. Llamaba siempre a su madre, estaba pendiente hasta de que tenga gas para su cocina, pues no aceptaba que siguiera cocinando con leña, como lo hacía cuando Froilán era un niño.

Sandra compartió sus últimas semanas de vida, porque había llegado de vacaciones con su hijo y lo juntó a Gabriel, el primogénito de Froilán, quien aspiraba que sea futbolista.

El niño cumplirá este 7 de octubre 3 años, y su abuela le alista el bautizo para el 22. Por él es la queja de la ayuda no recibida.

La familia recibió muchos ofrecimientos, que se quedaron en palabras. Quienes los han apoyado son su familia y los amigos del GIR.

La cúpula policial no apoyó, afirma Sandra: “Ni siquiera los conocemos y tampoco nos conocen, voltearon la página y todo se quedó allí... Del Gobierno ni siquiera fueron capaces de ir a decir: lo siento o por lo menos a poner una vela al féretro”.

Hace tres meses la Gobernación de Loja entregó una casa, pero a Mireya Torres Luzón, la esposa de Froilán, que ya no vivía con él y cuyo divorcio debía firmarse cuatro días después de la fecha en que él murió. Su actual conviviente era Mabel Ubidia, que es la madre de su hijo.

De la donación el Ministerio del Interior informó que se construyó el inmueble para Torres, que “desde el primer momento asistió psicológicamente a toda la familia del policía héroe, quien ofrendó su vida en resguardo de la seguridad del presidente”, y que ella “también cuenta con un puesto de trabajo en la escuela Miguel Riofrío Nº 1, Loja, lo que le permite sustentar al pequeño hijo que procreó con Jiménez”.

Flor recuerda que antes, en la visita a Loja del expresidente del Perú, Alán García, habló con Rafael Correa, y le entregó una carta donde explicaba esa situación. En el corto diálogo, recibió un abrazo y ella creyó que le iban a entregar al asesino de su hijo, pero “ha pasado un año y no hay esperanzas”.

No quiere ir a Carondelet, porque en un almuerzo con el mandatario en Cariamanga, empezó a hablar de su hijo, pero “no me escuchó y se fue; desde ahí me dije para qué voy a ir a la presidencia, a lo mejor me deja igual, hablando sola”.

Las investigaciones del caso no han avanzado, tanto Sandra como su madre dicen que el proceso no pasa de indagación previa y que la fiscal encargada, Paola Logroño, siempre les da la misma respuesta: “No se puede iniciar una instrucción fiscal porque simplemente no hay contra quien irse”.

La familia tuvo que contratar los servicios de un abogado, pues tampoco la Defensoría Pública los ha asistido. Mucha gente ofreció todo y la familia fue paciente, pero tras un año de espera ellos están dispuestos a luchar para pedir justicia y esperan el apoyo ciudadano para evitar que el caso se archive.

A pocos días de recordarse un año del fallecimiento de Froilán Jiménez, su hermana Sandra anuncia que abrirá una cuenta en Facebook e iniciará una campaña y pedirá justicia para su hermano y para recibir el apoyo de la ciudadanía, porque “no vamos a callar”.

Flor Granda
Madre
"No pedimos casa para nosotros, sino para su hijo: Gabriel Jiménez Ubidia, quien el próximo 7 de octubre cumple 3 años".

Sandra Jiménez
Hermana
"La Fiscalía está atada de manos, porque no puede acceder a la información, y para una desclasificación debe venir una orden desde arriba, y no se lo hace".