Llegó a Ecuavisa cuando tenía 18 años y ahora, casi tres décadas después y con 48 de edad, Ángel Sánchez se aleja del Canal del Cerro y se acoge a una jubilación de la cual hablaba desde el 2010 con los directivos de la estación de TV. Los diálogos se estancaron y retomaron prácticamente como una necesidad por el periodista, que revela haberse sentido presionado a irse. Esto debido a los cambios anunciados por su actual gerente general, el sociólogo mexicano Luis Beltrán (ex de TC Televisión).

Sánchez, quien cree sin embargo que las transiciones son interesantes y refrescan, laboró hasta el pasado jueves. Su reemplazo no se ha revelado, mas, según el organigrama vigente hasta cuando estuvo, Ximena Gilbert, jefa de noticieros matinales, podría estarlo supliendo.

¿Cómo se dio su salida de Ecuavisa?
Ya lo habíamos hablado con los directivos del canal desde el año pasado. El 16 de agosto cumplí 29 años de trabajo y retomamos las conversaciones porque hubo presiones para mi salida. Me sentí acorralado, con amenazas y chantajes. Felizmente por mi acceso directo con los altos ejecutivos de la empresa retomamos los diálogos empresa-empleado y acordaron jubilarme.

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¿Era su deseo jubilarse?
Es una mezcla de todo. La opción de salir del canal ya se había hablado y ahora con el acorrolamiento de cierta persona, llegamos a un acuerdo y todo quedó bien.

¿Se jubilará también del periodismo?
No sé, el futuro es incierto. Lo inmediato que haré es descansar unos días, aunque podría ser unos meses o el resto del año. Me gustaría tener algo propio y especializarme en media training, que significa entrenar a personas para enfrentar a los medios de comunicación.

Para cumplir con este propósito, Sánchez planea viajar y estudiar. Lo suyo es la comunicación, dice y ahora le gustaría ayudar del otro lado. “Creo que gana la sociedad. Si los periodistas tienen a entrevistados mejor preparados, se prepararán mejor para enfrentarlos”.

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¿Ha pensado en incursionar en la comunicación digital, a propósito de que está constantemente informando en redes como el twitter?
Es una opción y tengo una envidia sana con Carlos Jijón (exdirector de noticias de Teleamazonas a quien lee en su diario digital larepublica_es), pues nos ha demostrado que nada en la vida es la última coca cola en el desierto. Se pueden impulsar cosas.

¿Cómo resumiría estos 29 años de ejercicio profesional?
Fructíferos. Al canal entré cargando focos y cables, en el área técnica, pero mi inquietud por el periodismo la llevo desde niño y fue mi oportunidad. Vi a mi canal como una pista donde yo debía tomar la decisión de caminar, trotar o correr. Empecé caminando hasta que corrí, di vuelta a la pista y ahora llegó el momento de tomar un poco de aire.

¿Qué vino después de estar en el área técnica?
Idéntico como subir escaleras: peldaño por peldaño. Mi primer trabajo periodístico fue con Nila Velázquez en ‘Televistazo Dominical’ hace unos 27 años. Me convertí en su mano derecha y dio mis primeros empujes. Luego fui editor, productor, jefe de área, gerente y varios cargos intermedios hasta ocupar la dirección de noticias y coedición de informativos,

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El último cargo que ejerció Sánchez fue el de director de noticieros matinales. “Estoy contento en haber trabajado en el canal. Es mi vida, pasión y muerte, y espero sea mi resurrección”.

¿Qué vivencias se lleva, periodísticamente hablando?
Momentos claves. Uno de los terribles fue en el secuestro de León Febres-Cordero y las rebeliones en las bases militares de Manta, Quito y Taura. Teresa Arboleda era reportera y yo asistente de producción. Había que estar muy sereno porque nuestros reporteros entraban y salían de la base a punta de bala.

También tiene presente la caída de Abdalá Bucaram. “La cobertura no nos dio tregua. Trabajé tres días continuos porque el expresidente caía y no caía, vino a la Gobernación, Rosalía Arteaga (su vicepresidenta) asumió el poder y después salió”, explica Sánchez, quien también recuerda que la cobertura que golpeó su salud fue la caída de las Torres Gemelas. “A los cinco días el gobierno de Estados Unidos decide bombardear Afganistán. Yo estaba en el canal y mi cuerpo no dio más. Caí con una gastritis al piso, me internaron por 17 días y chequearon cinco cirujanos”.

Muchos presentadores de noticias y reporteros lo señalan como su maestro. ¿A cuánta gente formó y quiénes influyeron en su formación?
En mi formación periodística han aportado desde los camarógrafos hasta mis compañeros, pero sí hay personas clave: Xavier Alvarado Roca, Fernando Aguayo, Teresa Arboleda, Alberto Borges, con quien tenía largas tertulias; Carlos Castañeda... Todo el equipo, en todos los momentos, en especial en los post mórtem del noticiario, que es cuando hacemos las autocríticas. (Él prefiere no pecar de vanidoso y no mencionar a la gente que ha formado. “Uno sirve de ayuda, pero hay quienes no aprenden nunca y otros que con solo mirarlos saben la observación que se le está haciendo”, dice).

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¿Qué dice su familia sobre su decisión de jubilarse?
Estamos tristes porque tampoco es para hacer una fiesta. Tengo una niña de 6 años que criar y educar. No sé si recomendarle que siga periodismo (ríe), pero la vida sigue y hay que seguir adelante. El dolor y la pena no me pueden dejar estancar.