AP-REUTERS
JUBA, Sudán del Sur .- Una multitud en delirio celebró en Juba, la medianoche del viernes al sábado (18:00 en Ecuador), la proclamación de la independencia de Sudán del Sur, que se convirtió en la nación más nueva del
mundo.
El sábado, los gobernantes de varios países y otras personalidades
asistirán a una ceremonia de celebración por el nacimiento del nuevo
estado, que la semana entrante se convertirá en el 193 reconocido por
las Naciones Unidas y el 54 de África.
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El nuevo país se origina de la división oficial de Sudán tras la disputa de dos
guerras civiles que dejaron millones de muertos en más de cinco décadas.
Al sonar las campanas de medianoche, una explosión de alegría saludo el comienzo del primer día de vida del nuevo Estado. "¡Somos libres! ¡Somos libres! ¡Adiós al Norte, bienvenida la felicidad!", clamaba Mary Okach, en medio de la multitud.
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El nuevo Estado tiene la capital en Juba y fue reconocido oficialmente el viernes por el Gobierno de Sudán, con sede en Jartum, horas antes de que se hiciese la división formal.
La nueva capital era escenario de celebraciones por el nacimiento del nuevo estado. Los habitantes bailaban en las calles, tocaban bidones como si fueran tambores y gritaban a coro el nombre del presidente del país, Salva Kiir.
Un hombre se puso de rodillas y besó el suelo mientras un grupo de personas corría por las calles mientras cantaba "Jamás, jamás, jamás nos rendiremos".
"Ah, soy libre", dijo Daniel Deng, policía de 27 años y ex soldado, que exhibía una amplia sonrisa.
La alegría caracterizaba las celebraciones pero
contenía su dosis de dolor por el recuerdo de los parientes perdidos. Al
menos dos millones de personas murieron en la guerra civil más reciente
de Sudán, librada de 1983 al 2005.
El nuevo país es la culminación de un referendo en el que los electores apoyaron en enero de manera abrumadora el establecimiento de su propio estado.
La consulta se efectuó en conformidad con un acuerdo de paz concertado en el 2005 que puso fin al conflicto más reciente entre el norte y el sur.
Pero los problemas sin resolver entre la nueva nación del sur y su ex enemigo del norte podrían devenir en futuros conflictos a lo largo de la nueva frontera internacional, advirtieron diplomáticos y partidarios de la independencia.
Los líderes del norte y sur aún no se han puesto de acuerdo en una lista de temas delicados, empezando por dónde está exactamente la línea de división y cómo se repartirán los ingresos del petróleo, el alma de las dos economías.
Tras las campanadas de medianoche, la República de Sudán perdió casi tres cuartos de sus reservas de petróleo, que están en el sur, y se enfrentaron a un futuro con insurgencias en sus regiones de Darfur y Kordofan del Sur.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró a los periodistas en Juba el viernes que confiaba en que Sudán del Sur pronto se uniría a la organización mundial.
En Jartum, previamente, instó al Gobierno del norte a permitir a los responsables de la paz de las Naciones Unidas quedarse pasado su mandato para controlar la situación en Kordofan del Sur, el mayor estado petrolero que le queda al norte, y otros puntos conflictivos.
La misión de la ONU en Sudán expira el sábado. El Consejo de Seguridad del organismo votó el viernes establecer una misión en Sudán del Sur con hasta 7.000 soldados de paz y 900 policías civiles adicionales.
Además de Ban Ki-moon, asistirán a la ceremonia el ex secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, y el presidente de Sudán, Omar al-Bashir.
El gobierno de Sudán del Sur afronta el desafío enorme de reformar su ejército que es muy numeroso y a menudo se ve implicado en acciones de saqueos. También tendrá que diversificar su economía, que depende del petróleo, y decidir la distribución del poder entre las decenas de facciones étnicas y militares.
Asimismo deberá proveer las necesidades básicas como educación, servicios de salud, agua y electricidad a sus poco más de ocho millones de habitantes.