Concierto inolvidable, así es como se anunció a la cita musical que el pasado viernes protagonizaron el trío mexicano Los Panchos y el cantante venezolano José Luis Rodríguez, El Puma. Se trató de una fusión con el romance, el ritmo y los recuerdos.
De lentejuelas y con dos guitarras y un requinto en mano, los tres integrantes de Los Panchos fueron los primeros en aparecer en el escenario del Centro de Convenciones Simón Bolívar. Eran las 21:05 cuando empezaron su show y el público, que llenó las instalaciones, disfrutó de entrada del tema Triunfamos, un bolero clásico casi himno para los enamorados, el cual todos corearon.
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Sin dejar de tocar, Gabriel Vargas, Taurino Aguilar y Jaime Islas cantaron ¿Quién será?, tema que puso feliz y aún más atenta a la audiencia, que no dejó de aplaudirlos y aclamarlos.
Luego, Vargas, tercera voz, requintista y líder del grupo, se dirigió a los asistentes: “La siguiente canción es de un artista que casi nadie conoce en Guayaquil, le decían el Ruiseñor de América”, dijo en tono bromista, lo que provocó risas y aplausos en el auditorio. Fue entonces que entonaron “cuando tú te hayas ido...”, letra de Sombras.
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Nuestro juramento fue otro tema que Los Panchos utilizaron para rendir tributo a Julio Jaramillo, en ese instante los aplausos encendieron el concierto, mientras los músicos hicieron que el requinto estableciera una conexión con Alma, corazón y vida.
Una hora duró la intervención del trío mexicano, que nació en la década del cuarenta y del que sus actuales integrantes recuerdan temas como La hiedra y Ojos negros. Su intervención ¬hasta entonces en solitario¬ duró una hora.
Luego, una voz en off anunció, a las 22:10, la llegada de José Luis Rodríguez, El Puma, quien hizo su aparición con tres bailarines y prendió la fiesta con Que viva la alegría. Llegó vestido de gala y tras esa primera entrega, la cual interpretó de pie, se sentó en un banquillo ubicado en el centro del escenario. Desde allí cantó la balada Voy a conquistarte, cuyas primeras letras recitó.
El cambio instantáneo de ritmos dio un toque especial a su presentación. El Puma se sentó en temas lentos y cantó de pie los más movidos, como Baila mi rumba. A ratos se dirigió al público. Lo hizo como preámbulo de alguna canción, por ejemplo, antes de cantar Eterna amante, bromeó con al decir a sus espectadores: “La número uno es la madre de mis hijos; la número dos, en cambio, me estruja y me hace sentir vivo”.
El Puma compartió con sus fans y en un instante del concierto, y tras cantar De punta a punta, se puso de pie y recibió el aplauso de sus seguidores, esto para dar paso a Atrévete.
A las 22:45, Los Panchos reaparecieron en escena para cantar con El Puma, Perdón. El grupo, en la parte coral, y el intérprete venezolano, en la primera voz. Ese fue el instante más emotivo de un show que juntó el romance y el ritmo en una sola noche. El improvisado cuarteto se mantuvo quince minutos en escena. Este también hizo suyo los temas, Sin un amor y Capullito de alhelí.
Los Panchos se despidieron definitivamente, y El Puma se quedó nuevamente solo en la tarima, en lo que sería la última parte del concierto. Él cantó Amigos así, Será que estoy enamorado y La fiesta.
Casi al final sonó Pavo real, la cual hizo parar a varias personas de sus asientos para bailar. Como despedida, El Puma se dirigió nuevamente al público y lo puso de fiesta otra vez al hacer “una última solicitud”: Agárrense de las manos.