El sol que produjo una sequía de casi dos meses requema, brilla y se refleja en los pastos y maizales de Sancán, comunidad de Jipijapa conocida por la venta de tortillas en la vía que une a Manabí con Guayas. Los rayos se hunden en el fondo de una albarrada totalmente seca. Esta es un reservorio excavado en la tierra, en este caso por los lugareños, para guardar agua para tiempos secos. Pero en esta temporada sirvió poco.
Cerca hay una decena de vacas. Más allá pasa, en su bicicleta, Anselmo Lino, presidente de la Asociación de Tortilleros de Sancán y dirigente comunal de la zona. Es martes 6 de abril y aunque ha llovido en la madrugada, Lino se lamenta por la sequía, que en su sector ha causado la pérdida del 80% de los maizales y ha dejado daños estimados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) en $ 66 millones en todo Manabí, provincia que en el 2009 ya tuvo una sequía intensa.
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En noviembre de aquel año, el Gobierno decretó la emergencia agrícola y, entre otras acciones, el Magap anunció la construcción y tecnificación de albarradas, de pozos profundos e incluso sistemas de riego.
¿Se hizo algo de eso en Sancán? “Nada que ver, vamos a mi casa y le muestro la cantidad de solicitudes sin respuestas”, refiere Lino. Los pedidos dirigidos a entidades seccionales y del Gobierno se refieren a pozos profundos, albarradas y de un canal que traiga el agua desde Poza Honda y beneficie a Sancán, Sandial, Lomas de la Victoria, La Sequita, Tranquilidad, Las Mercedes, Bototillos, Loma Pelada y otras comunidades del cantón Jipijapa.
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Hoy rige otra emergencia por sequía para seis provincias, con el anuncio de una inversión de $ 47 millones, pero Lino y dirigentes y agricultores de esas provincias dudan de que se ejecuten proyectos que ayuden a combatir futuras etapas secas.
En Julcuy, parroquia de Jipijapa, por la falta de acción de las autoridades los habitantes se organizaron para rehabilitar dos albarradas. La Junta Parroquial aportó con una bomba que impulsó el agua durante 12 días desde un estero cercano. Pero el líquido se agota y hace una semana los moradores en asamblea declararon la emergencia en la zona.
Gerardo Baque, presidente del Comité de Gestión Parroquial, asegura que en este sector el Estado no ha hecho nada con las emergencias. “Se necesita un sistema de riego, se pueden hacer embalses en el estero y construir pozos”, afirma.
En Canuto, parroquia de Chone, el presidente de la Junta Parroquial, Ramiro Mendieta, recuerda que en la emergencia del 2009 se ofreció construir pozos profundos y culminar el proyecto de riego Carrizal-Chone, parte del sistema de trasvases que lleva el agua de la presa Daule-Peripa (Guayas) a Manabí, pasando por los embalses La Esperanza y Poza Honda. Pero está pendiente.
Mendieta dice que la semana pasada recibió una comunicación donde el Magap le pide evaluar proyectos para combatir la sequía. El titular de la Secretaría Nacional del Agua (Senagua), Domingo Paredes, citó a un encuentro con representantes agrícolas, el próximo 29 de abril. Similares citas tendrá en otras provincias.
Pero el Carrizal-Chone riega apenas 2.000 hectáreas en su primera etapa, de las 7.250 que se proyectaba cubrir a esta fecha en los cantones Bolívar, Tosagua, Junín y Chone. Es una obra que se inició en el 2004. Hoy los beneficiarios cancelan $ 4 mensuales por ha regada.
¿Por qué no llega a todas las áreas proyectadas? Xavier Valencia, exdirector de Senagua en esta provincia, indica que faltó promocionar más el plan para que los agricultores se inscriban y sean beneficiarios. Mientras Jesús Loor, otro exdirector de esa dependencia, admite que no se ha cumplido con todos los objetivos, pues desde su inicio no se lo vinculó con la población beneficiada.
Loor, uno de los máximos directivos de PAIS en Manabí, asegura que la intención del Gobierno es potenciar el Carrizal-Chone en sus dos etapas. “Lamentablemente no se lo ha utilizado como se proyectó en el estudio, pero las acciones (que afirman hacer) tienden a que en corto tiempo tengamos muchas más hectáreas de las que se riegan actualmente”, destaca Loor.
De la segunda etapa, los funcionarios de Senagua aspiran a que esté lista a mediados del presente año, aunque la empresa Coinfra-Eseico, que asumió la culminación de la obra tras la salida de la brasileña Norberto Odebrecht, debía entregarla en septiembre del 2010; con esta nueva etapa se pretende regar otras 6.018 ha.
El nuevo contrato tiene un costo de $ 32,7 millones. En estos días, en zonas como Canuto y Tosagua las tomas de agua de ese sistema están cubiertas de maleza y no prestan servicio.
En Los Ríos, unos 30 mil agricultores se han visto afectados por la sequía de este año que acabó con un 75% de los cultivos de maíz y arroz, con pérdidas estimadas por ellos y por el Magap en $ 100 millones. En Pimocha, parroquia de Babahoyo, los agricultores de la Asociación Narcisa de Jesús reclaman. Su directivo, Arcadio Castro, dice que en el 2009 las autoridades solo dieron raciones alimenticias, melaza y banano.
“Nosotros queremos que se hagan obras como canales de riego, pozos, que den bombas de agua a los sectores afectados, que se hagan albarradas para aprovisionarnos de agua, pero nada de eso hacen”, menciona el dirigente.
En Febres Cordero, Caracol y Montalvo funciona la Asociación de Productores de Arroz. Su presidente, Ángel Benavídez, afirma que no es solución dar raciones alimenticias. “Lo que se quiere son obras para estar prevenidos ante la sequía. Hasta hoy veo una obra que sirva para el agricultor”, señala.
En El Oro, en el 2008, se firmaron 144 compromisos para trabajos de riego por $ 38,5 millones, entre estos los canales Rosita-Cañas, Cañas Viejas y El Pajonal. Todos concluyeron el año pasado. Pero ahora los beneficiarios se enfrentan a la Prefectura, por el alza en la tasa de riego decidida en este año.