Pedro X.Valverde Rivera
No soy médico. Nunca he administrado una clínica. Jamás he elaborado un presupuesto de salud… pero hay cosas que son ¡solo de aplicar el sentido común! ¡Qué pena que, como dice el famoso dicho, este sea el menos común de todos los sentidos!
Resulta que ahora hasta hay que formar comisiones y hacer estudios para descubrir verdades que se saben a gritos desde hace años: que el presupuesto de salud siempre ha sido insuficiente; que la actitud de algunas enfermeras, paramédicos y médicos es indolente y está solapado por la fuerza de sus sindicatos; que los medicamentos que se entregan en los hospitales públicos son genéricos de pésima calidad; que los pacientes comparten cama por falta de espacio, entre otras “novedades”, parecen haberse puesto de moda, como si fueran noticia nueva en este país.
Si usted nunca ha visto el video ni oído la canción El Niágara en bicicleta compuesta e interpretada por el maestro Juan Luis Guerra, se la recomiendo ampliamente. Préstele atención a la letra (más allá de que la música es espectacular, como todo lo que compone este fenómeno musical) y descubrirá que no solo Ecuador trata de manera miserable a sus pacientes. Que nadie diga que la atención en un hospital público en Latinoamérica no queda retratada en esa canción. El mal no es nacional, es regional. Así que no entendemos el afán de buscar culpables, como si antes nunca hubiéramos visto algo parecido.
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El doctor Luis Sarrazín, a quien conocemos en el medio como un verdadero maestro y médico, y que formó parte de la comisión que investiga el caso de los neonatos fallecidos en el hospital de Guayaquil, lo dijo claramente: “no hay ningún culpable de lo sucedido; no es necesario buscar culpables, sino la solución”. Sabias palabras de quien sí es médico, sí ha administrado hospitales públicos y sí conoce de presupuestos de salud.
Querían un chivo expiatorio para poder dormir en paz, pero por suerte esta vez se impuso la razón en una comisión que no buscaba réditos políticos.
Los culpables son todos y cada uno de los burócratas que decretan emergencia tras emergencia para poder comprar sin control. Los que se gastan la plata en comprar equipos carísimos para hospitales de poblaciones que ni siquiera tienen luz eléctrica. Los que sabiendo que los pacientes no pueden pagar ni siquiera el bus para llegar a la consulta, los mandan a regresar tres veces porque les falta un papel. Los que, teniendo el poder para hacer algo, siguen cómodos en sus escritorios mientras nuestros niños se mueren por falta de espacio.
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Sobra la publicidad que cacarea la inversión en salud cuando tantos padres tienen que enterrar a sus angelitos. Sobran las vallas que hacen recuento de obras cuando ese mismo dinero servía para una vacuna. Sobra la palabrería, la ideología y la búsqueda de culpables… una vez que esos bebés han muerto, ya nada puede traerlos a la vida ni dar consuelo a sus pobres padres.
Gratis significa que la gente no pague… ¡pero alguien tiene que pagarlo! Decir que es gratuito es burlarse de la gente en su cara, si la gratuidad significa pésimas condiciones por falta de presupuesto. Por favor, escuchen a los que saben y por fin hagan algo por el sistema de salud. Que esta historia no tenga que repetirse para que entendamos que con la vida no se juega.