Con un apoyo creciente, incluso de los países árabes, para imponer una zona de exclusión aérea que impida a la aviación de Muamar Gadafi atacar a la población, la guerra civil en Libia se desarrollaba ayer en dos frentes, el diplomático y el militar con agresivos bombardeos contra posiciones rebeldes.

El experto y exoficial británico Ben Barry afirma que esta zona de “no vuelo” permitiría retirar a las fuerzas de Gadafi la ventaja que tienen sobre los rebeldes en términos de aviones de combate y helicópteros.

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La zona de exclusión aérea sobre Libia ganaba apoyo pues las monarquías árabes del Golfo se declararon el lunes a favor y el martes lo hizo la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), que integra 57 países musulmanes, con más de 1.000 millones de habitantes.

Además, la Liga Árabe se reunirá de emergencia el sábado en El Cairo para analizar la conveniencia de esta zona de exclusión para proteger a los civiles de la violencia, aunque se opone a una intervención militar en Libia.

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Francia y Gran Bretaña elaboran un proyecto de resolución para ser analizado por los quince miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque debe vencer la resistencia de Rusia y China, dos de los cinco miembros permanentes que disponen de derecho de veto.

“Los libios tienen que resolver sus problemas ellos mismos”, dijo el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

La zona de exclusión aérea es una vasta operación para impedir a los aviones militares libios despegar y bombardear a civiles, que incluye desplegar cazas para interceptar vuelos sospechosos y derribarlos de ser necesario y destrucción de pistas y sistemas de defensa aérea.

La operación sería compleja, con la movilización de muchos recursos como radares en tierra y aviones de vigilancia tipo Awacs. El centro neurálgico de las operaciones serían las bases de EE.UU. en Italia.

Expertos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, con sede en Londres), estimaron que la zona de “no vuelo” es “perfectamente realizable”, pero “no está exenta de riesgos” y exigiría el traslado de medios desplegados en otros países como Afganistán.

Además, señalaron que tendría poco impacto en la capacidad de ataque de las fuerzas de Gadafi, porque es poco efectiva contra aparatos pequeños como helicópteros artillados, que son difíciles de detectar.

Aunque en principio indispensable, podría ser que EE.UU. y Gran Bretaña decidan implantar la zona de exclusión aérea sin el aval de la ONU ni de la OTAN, como en el caso de Irak en 1991, pero esto crearía una crisis diplomática internacional que reavivaría las divisiones transatlánticas que surgieron durante la invasión de ese mismo país en el 2003.

Pero la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton enfatizó ayer a Sky News que “cualquier decisión de imponer una zona de exclusión aérea en Libia deberá ser adoptada por la ONU y “no por EE.UU.”.

Mientras, la aviación de Gadafi bombardeó el puerto petrolero de Ras Lanuf, la posición rebelde más avanzada y sus tropas rodeaban la ciudad de Zenten, controlada por la oposición y sostenía violentos ataques contra los últimos bastiones rebeldes en Zauia.

Otros caso: Restricción aérea
En abril de 1991, EE.UU. y sus aliados crearon una zona de exclusión en territorio de Irak sobre el paralelo 36, para proteger a la población kurda de matanzas impulsadas por Saddam Hussein. En agosto de 1992, se amplió al sur con otra zona bajo el paralelo 32 a favor de la población chií. Se argumentó que una condena de la ONU, que no lo autorizaba específicamente, era suficiente. Pero su secretario general, Boutros Ghali, la consideró una medida “ilegal”.

En Bosnia, la medida la tomó por unanimidad el Consejo de Seguridad de la ONU, por las matanzas en la guerra de los Balcanes por el régimen de Slobodan Milosevic. El 9 octubre de 1992, se prohibieron los vuelos militares sobre Bosnia, y el 10 de noviembre se amplió la zona de exclusión aérea sobre Bosnia-Herzegovina a las naves civiles.