Barcelona pudo ganarle a Emelec y se quedó en el empate (0-0). Matías Oyola falló increíblemente la opción de gol en una bola que llegó suave y tranquila a su poderosa zurda, con la valla azul desguarnecida y cuando arquero y zaga quedaron jugados.

Así es el fútbol. Un excelente volante y de potente disparo, como el diminuto enganche torero, malogró dicha posibilidad. Si ese gol se convertía y daba el triunfo a los amarillos psicológicamente le hacía mucho bien al club; hubiese traído un compás de espera en las broncas internas y los aficionados hubiesen ido en mayor cantidad para el próximo juego de local (mañana) y con más esperanza.

Publicidad

El público del Ídolo que asistió al Monumental fue poco comparado a otros clásicos. Se diría que la gente tiene olfato y por el resultado no se equivocó. Digamos algo sobre la actuación del equipo. Antes de jugar contra el Deportivo Cuenca (en la fecha pasada, 1-1), los toreros merecían una calificación, arbitraria por cierto, de un 4 sobre 10; ya contra los morlacos subió a 6 porque tuvo orden, disciplina en el campo y fue perjudicado con un penal inexistente.

Con Emelec ascendió a 7 su juego, tomando en cuenta la calidad del rival y lo que significa en Guayaquil este duelo. Y pudo haberlo ganado, especialmente en la jugada descrita al comienzo de este comentario. Esto significa que el estándar o promedio del conjunto está mejorando, pero.... no mete goles.

Publicidad

Junto con Olmedo (séptimo puesto) e Imbabura (penúltimo en la tabla de posiciones) tienen 3 tantos a favor, faltándole a los riobambeños un partido por jugar contra Emelec. Es decir, tiene una delantera de poco poder ofensivo. Y eso es grave si se comparan con los otros equipos ecuatorianos. Rubén Insúa se queja de esta falta de gol y con razón, en tanto en cuanto un director técnico tiene por obligación hacer jugar bien al equipo –y lo está consiguiendo– y poner a sus artilleros en posiciones de ataque y gol pero el DT, él mismo, no dispara al arco.

Un amigo mío barcelonista y distinguido médico, el otro día en una consulta me hizo una pregunta a boca de jarro: “amigo Chávez, ¿qué le falta a Barcelona?”. Medité unos segundos y respondí: “Dos cosas: la primera, que los dirigentes, exdirigentes y socios tiren las armas al suelo, depongan las posiciones que los separan y escojan el camino de la unión, la armonía y los una el amor por su institución. Y dos: que los delanteros metan goles”.

Pero Emelec, ¿también jugó el Clásico? Fue un equipo muy medido, conservador y cuidadoso. No quiso arriesgar. Daba la impresión de que se cubrían más las espaldas que atacar.

Aun así, tuvo un par de oportunidades. Hay una jugada de José Luis Perlaza contra Cristian Menéndez que ni siquiera merece un comentario, y otra oportunidad cuando atacó Carlos Quiñónez. Pero en general, repito, los eléctricos jugaron para el empate en el Clásico del Astillero y lo consiguieron.

Barcelona juega de local con Espoli mañana, los policías son últimos con un punto, 7 goles a favor y 12 en contra. Los toreros, ya sabemos, tienen 6 unidades, 3 goles a favor y 5 en contra. El equipo amarillo deberá ganar. Son nuestros deseos.

Mientras tanto, con 58 partidos ganados por cada uno y 74 empates (en torneos nacionales), el clásico de nuestro fútbol es el más parejo del mundo.

Emelec juega en México por la Copa Libertadores, el martes ante Jaguares. Pero eso es otra cosa y ojalá le vaya bien. También lo deseamos.